Después de permanecer oculto casi una semana y presionado por el cada vez más ceñido cerco investigativo, Francisco Santoro, el joven de 20 años acusado del asesinato de Romina Girardi (34) en el barrio Nuevo Golf, se entregó este viernes en el edificio de Tribunales.
En compañía de algunos familiares y de su abogado Lucas Tornini lo recibió la fiscal Florencia Salas que dispuso todas las medidas iniciales del proceso, como notificarlo de la imputación por homicidio agravado por el uso de arma de fuego.
La versión que maneja la fiscal Salas es que Santoro había llegado poco después de las 3 de la madrugada a ese sector periférico de la ciudad para comprar una bebida. Lo había hecho acompañado de, por lo menos, su novia y habría surgido una discusión con el padre de Gilardi por una diferencia al momento de pagar.
Después de un intercambio de palabras que fueron subiendo de tono, la novia de Santoro y una hermana de Gilardi –que salió en defensa de su padre– iniciaron una pelea en la vereda. Santoro antes de retirarse en su automóvil prometió vengarse y cerca de las 3.30 regresó con el vehículo a baja velocidad y realizó varios disparos con una pistola calibre 22. La mayoría de los proyectiles impactaron en el frente y otros llegaron al interior de la despensa, donde se encontraban los Gilardi y también un hombre de 56 años. Una bala perforó la espalda de Romina Gilardi, que había salido de su casa y llegado para interiorizarse de la pelea de minutos antes. Las lesiones que sufrió fueron fatales y su deceso se confirmó en el Hospital Interzonal General de Agudos “Dr. Oscar Alende” alas 6 de la mañana.
En tanto, el hombre que no pertenecía a la familia pero que estaba como cliente en el lugar sufrió una herida de arma de fuego en una pierna.
La investigación fue iniciada por la comisaría quinta que en pocas horas pudo identificar a Santoro como la persona que la familia Gilardi describía. La fiscal Salas reunió toda la prueba y la elevó a la justicia de garantías que autorizó una orden de detención y de allanamiento de dos domicilios. La medida se ejecutó el domingo por la tarde, pero con resultado negativo, aunque fue secuestrada una pistola calibre 22 y ropas similares a las que vestía Santoro.
Pese a que el consejo de su abogado era el de presentarse y ponerse a derecho, el joven se resistió a hacerlo hasta la jornada de este viernes.