El Concejo Deliberante aprobó, este jueves, por unanimidad una ordenanza que autoriza Obras Sanitarias a condonar “la deuda existente hasta la cuota 4/2021” de cuatro cuentas pertenecientes al Obispado de Mar del Plata, que asciende a unos 545.000 pesos. En su segundo artículo, la norma establece que el Obispado “asume la responsabilidad de abonar las cuotas corrientes” de las cuentas a partir del período 5/2021 y en adelante.
Cabe traer a colación que, en enero, el intendente Guillermo Montenegro y el presidente de OSSE, Carlos Katz, elevaron un proyecto de ordenanza para que se autorice a la empresa municipal a condonar la deuda existente hasta a la cuota 4 de 2021 de cuatro cuentas pertenecientes al Obispado, que arrastran deudas desde 1989.
El Ejecutivo fundamentó que “durante 2020 y 2021, las medidas y las restricciones tomadas como consecuencia de la pandemia Covid-19, han generado la disminución, por lógicas razones, de las celebraciones litúrgicas y los eventos religiosos, como consecuencia las colectas y los aportes de los fieles también han disminuido, afectando gravemente la economía del Obispado”.
Al momento del tratamiento del expediente en las comisiones de Ambiente y de Hacienda no hubo debate, limitándose los ediles a pasar a la votación, donde se pronunciaron por la afirmativa de forma unánime tal como se replicó este jueves en el plenario.
Desde la Asociación Civil Ateos y Ateas Mar del Plata cuestionaron la iniciativa por condonar una deuda que “se arrastra hace 33 años”. Asimismo, denunciaron un mecanismo basado en “la acumulación de deuda por décadas para luego solicitar la exención del pago, logrando ser exceptuada de la obligación que tiene cualquier contribuyente en la misma situación”. Y citaron dos antecedentes: cuando en 2004 se condonó una deuda por la Tasa por Alumbrado, Limpieza y Conservación de la Vía Pública a un inmueble propiedad del Obispado, mientras que en 2008 se volvió a condonar la deuda por el mismo servicio.
Sostuvieron, además, que “nos parece un despropósito que perfora cualquier piso de racionalidad que se le dé el privilegio a la Iglesia Católica de no pagar los impuestos mientras diferentes emprendimientos de la ciudad deben cerrar sus puertas por el contexto de pandemia y la creciente inflación, ya que se les hace imposible pagar sus deudas”.