En rueda de prensa realizada este jueves en un hotel de la ciudad, el presidente de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria Limitada (Coninagro), Carlos Iannizzotto, planteó que frente al inminente acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y en medio del “gran problema social y el hambre” en Argentina, el Gobierno “debería hacer una gran convocatoria al sector productivo para ver cómo hacemos para producir más”.
El productor vitivinícola y cooperativista mendocino cuestionó, además, que el Gobierno nacional “nos sorprende con normas cotidianamente” que “no son previamente consultadas”, “nunca consulta” y “menosprecia” al sector agropecuario antes de tomar medidas de “enorme repercusión” para los productores, como el cierre de la exportación de aceite y harina de soja, y aseguró que “no hay un canal de diálogo fluido” con el campo, con quien además existe “un inexplicable enfrentamiento”.
Iannizzotto, acompañado por el alfonsinista Mario Raiteri, vicepresidente de la Federación Nacional de productores de Papa y miembro de Coninagro, confirmó que, aclaración del ministro Julián Domínguez mediante, “no habrá un aumento de retenciones” y que el acuerdo con el FMI “implica un gran avance para el país al no entrar en default”, aunque lo que ocurra de ahora en más “va a depender de todos nosotros; se acabaron las excusas”.
En tal sentido, insistió en que el acuerdo amerita una convocatoria del Gobierno a todos los sectores productivos, entre ellos por supuesto el agropecuario, para generar “un Plan Federal de crecimiento y producción” para “enfrentar esta situación financiera tan difícil, la pobreza y la inflación que tiene connotaciones sumamente drásticas para la producción”.
Añadió que en el campo “los insumos se han ido a las nubes” y la situación “es muy compleja”, por lo que “tiene que haber un acuerdo, que no es el fideicomiso, sino establecer los datos de cosecha y trabajar el tema de la exportación para producir y exportar más y abastecer al mercado interno”.
El titular de Coninagro aseveró, también, que a pesar de que la última cosecha “no ha sido buena, no es para alarmarse” y que “el mercado interno va a estar perfectamente suministrado”, pero advirtió que el campo necesita “una política de fomento a la producción” y “una política fiscal y financiera orientada a cada ciclo agrícola” que permita “sacarle el pie de encima” a los productores, muchos de los cuales “están agobiados por la situación”pero, a pesar de todo, “no baja los brazos”.