Este domingo 10 de abril de 2022, en un clima de profunda alegría se celebró el Domingo de Ramos. Con un cielo despejado y con muchísimos hermanos que regresaron a las celebraciones luego de la larga cuarentena exigida por la emergencia sanitaria la tradicional fiesta de la fe recuperó su acostumbrado colorido.
El Obispo en su mensaje, hizo referencia al tradicional signo de esta celebración: el ramo de olivo. Al respecto señaló: “que el ramito de olivo nos recuerde que Cristo es nuestra Paz y que estamos por su fuerza y por su gracia a ser artesanos de esa paz”. Más que significativo su mensaje en el actual escenario mundial, en el que una vez más, la miseria de la guerra se hace presente para sumir en el sufrimiento y la pobreza a tantos.
No obstante, el mensaje de Mestre no sólo invita a la súplica por la paz sino también exhortó a asumir la responsabilidad que nos toca, desde todos los ámbitos a ser artesanos por la paz.
Las aclamaciones con los ramos elevados y el elocuente entusiasmo de los presentes en la celebración es un verdadero signo de esperanza para esta nueva etapa, que con expectativa nos animamos a llamar post covid.
Mestre destacó también la riqueza del mensaje de la Palabra de Dios, que nos presenta a Jesús en su pasión invitando a todos a acercarse sin miedo a la misericordia para experimentar la alegría del perdón. La Semana Santa es una verdadera oportunidad de abrirnos a su Misericordia. Esto implica reconocerse pecador y hacerse cargo de aquello que hoy necesitamos entregar a Jesús para que podamos ser salvados. De este modo, la pasión del Señor es camino de paz y reconciliación.
El Obispo destacó la confianza de Jesús en el Padre. La oscuridad del dolor no pudo apagar el fuego del amor por nosotros y su confianza infinita en el Padre. En este sentido, Mestre invitó a los presentes a renovar la confianza en Dios, especialmente en los momentos de cruz y de dificultad.