Pese a la política empresarial que intenta evitar la afiliación por todos los medios, en coincidencia con altos niveles de empleo y la tasa de inflación más alta desde 1981, Estados Unidos asiste a la emergencia de un movimiento sindical que avanza en grandes compañías como Amazon y Starbucks.
“Se trata de dos empresas multinacionales muy poderosas que han sido abiertamente antisindicales. El hecho de que los trabajadores, especialmente los trabajadores afroamericanos y los trabajadores de color, hayan podido levantar la voz y ganar contra estos gigantes podría tener un efecto indirecto en la organización de más trabajadores en los EE. UU”, consideró Maite Tapia, Profesora Asociada de la Escuela de Recursos Humanos y Relaciones Laborales de la Michigan State University y coautora junto a Tamara Lee, Profesora Asistente de la Escuela de Administración y Relaciones Laborales de Rutgers University, de "Amazon's Policing Power".
Tapia remarcó que “los trabajadores están hartos de las demandas cada vez mayores y el alto ritmo de trabajo por bajo salario. En el caso de Amazon, los trabajadores nos han contado cómo están bajo vigilancia constante y tienen, por ejemplo, 8 minutos para usar el baño; de lo contrario, son penalizados por no hacer su trabajo activamente y no hacer debidamente su tarea”.
Asimismo, sostuvo que “la sindicalización ha estado en fuerte declive en los Estados Unidos desde finales de la década de 1960 y principios de la de 1970. Creo que es justo decir que hay un nuevo movimiento sindical estadounidense que refleja la demografía cambiante de los nuevos trabajadores estadounidenses. Las mujeres negras, inmigrantes, no binarias y que pertenecen a minorías raciales están liderando de una manera que antes no se les permitía debido a largas historias de racismo, sexismo, homofobia y xenofobia. Se están organizando de manera interseccional, centrándose en los trabajadores más vulnerables. Se están organizando no solo contra los jefes, sino también contra las instituciones que los han oprimido a ellos y a sus comunidades durante generaciones”.
También subrayó que “los trabajadores están tomando consciencia de lo que se puede hacer y pueden inspirarse para usar su voz colectivamente en el lugar de trabajo. En el caso de Amazon, vemos a trabajadores predominantemente afroamericanos organizándose incluso en el sur profundo de EE. UU. Es muy significativo, porque son trabajadores que están luchando contra fuertes legados racistas tanto dentro como fuera del lugar de trabajo”.
“Las empresas suelen presentar al sindicato como un colectivo entrometido y extraño, pero esta es una estrategia típica para disuadir a los trabajadores de votar a favor de la sindicalización. Por el contrario, lo que está pasando es que los propios trabajadores deciden organizarse y votar para tener un sindicato. Los trabajadores son el sindicato”, concluyó.