Este sábado, el Sumo Pontífice reconoció ante un grupo de peregrinos que el médico le recomendó no caminar para no agravar el inconveniente físico.
"No puedo caminar, me lo ha pedido el médico", expresó Francisco desde el Vaticano al argumentarle a fieles de Eslovaquia por qué no podía recorrer con ellos el aula Paulo VI.
Y agregó: "Después los voy a saludar, pero hay un problema, esta pierna no va bien, no funciona y el médico me dijo que no camine. A mí me gusta caminar, pero esta vez debo obedecer al médico".
"Por eso les pido el sacrificio de subir las escaleras y los saludo aquí, sentado. Es una humillación, pero la ofrezco por su país", dijo el Papa.
El Sumo Pontífice, de 85 años, sufre dolores en la rodilla desde hace tiempo y por este problema no pudo celebrar la pasada ceremonia de la Vigilia Pascual en la basílica de San Pedro, por lo que se limitó a leer la homilía, bautizar a un grupo de personas y siguió la misa sentado en un sillón.
En esta oportunidad, el Papa recibió en audiencia a un numeroso grupo de peregrinos eslovacos llegados a Roma para agradecerle por su visita al país en septiembre pasado.
"En los últimos meses, muchas de sus familias, parroquias e instituciones han acogido bajo su techo a mamás con niños de familias ucranianas obligadas a separarse para salvarse, llegadas con su pobre equipaje. Al mirarlos a los ojos, son ustedes testigos de cómo la guerra hace violencia a los lazos familiares, priva a los hijos de la presencia del papá, de la escuela, y deja a los abuelos en el abandono. Los exhortos a seguir rezando y trabajando por la paz, que se construye en nuestra vida de cada día, también con estos gestos de caridad acogedora", les dijo Francisco con una bendición generalizada.