El locutor, uno de los referentes ineludibles de la radio y televisión en el país, había tenido unos cuantos percances de salud en el último tiempo, como una neumonía, debido a las secuelas que le había dejado el coronavirus. Y partió dos días después de la madre de sus hijas: Liliana Caldini.
La noticia sobre su partida impactó fuerte en el público, que recordó a un hombre clave de los medios de comunicación que marcó la vida de varias generaciones.
Si se le pide a un millón de argentinos, mayores de cuarenta años, que cierren sus ojos y escuchen un “con seguridad”, dirán sin que nadie se los diga: es la voz de Cacho Fontana.
En los documentos Norberto Palese, "Cacho" nació en el barrio de Barracas el 23 de abril de 1932 y durante muchos años fue un locutor de voz límpida e inconfundible, icono de los micrófonos desde su debut en radio en 1950 hasta la década de 1990, cuando recibió acusaciones de violencia por parte de una joven aspirante a modelo que lo sumieron en dificultades judiciales por varios años, problemas de salud y una profunda depresión.
Como era habitual en su época, Fontana comenzó como animador en el cabaret Chantecler, en la calle Paraná al 400, cuartel general de la orquesta de Juan D'Arienzo, y también en el café Tango Bar, hasta que dio su salto a la radio como locutor suplente de Julio César Barton (1950) y reemplazó al entonces notorio Jaime Font Saravia como animador de "El relámpago", programa que se desarrollaba en la redacción de un diario.
Entre 1955 y 1966 fue la voz emblemática de Radio El Mundo y transitó infinitas veces el auditorio de la emisora -hoy Radio Nacional- en Maipú 555, lugar al que volvió luego interpretándose a sí mismo junto a Graciela Borges en la película "Pobre mariposa", filmada por Raúl de la Torre en 1986.
Luego ingresó a Rivadavia e integró el equipo de José María Muñoz y Enzo Ardigó que relató el Mundial de Fútbol de Inglaterra de 1966, en el que participó la Argentina y fue el último que se transmitió solo por radio y no por televisión.
Tuvo un éxito singular con "Fontana Show", emitido por Rivadavia, que se transmitió durante más de 15 temporadas y en el que contaba con las reconocibles voces de Rina Morán y María Esther Vignola, un formato de radio desinhibido y espontáneo que cambió para siempre las mañanas de las emisoras.
En TV tuvo un brillante pasaje por "Odol pregunta", que antes había sido conducido por Carlos D'Agostino, Jorge Paz, Blackie y Augusto Bonardo, y donde entre 1963 y 1973 impuso las frases "Minuto Odol en el aire" y "¡Con seguridad!", además de haberle dado la oportunidad de ganar un millón de pesos de entonces al adolescente Claudio María Domínguez, quien concursó sobre mitología griega.
En 1979 fue productor general de Canal 11, entonces estatal, y en 1982, durante la guerra en el Atlántico Sur condujo junto a Pinky el programa "Las 24 horas por Malvinas", por el canal oficial ATC, en el que el público llevó donaciones en dinero, joyas, ropas y otros valores y que en su momento causó no pocas polémicas por el destino de esas mercaderías.
Tras un período de concentración de su actividad en televisión, volvió a Radio Nacional en 1992 y 1993 con su "Fontana Show" y en diciembre de 1999 regresó a FM Ciudad con un espacio dominical titulado "El espectacular de la ciudad", un programa de comentarios, entrevistas y música dedicado al tango.
Durante dos décadas estuvo en pareja con la cantante, actriz y bailarina de tango Beba Bidart, una mujer de fuerte personalidad que le llevaba ocho años y a la que abandonó por la entonces modelo Liliana Caldini, 20 años menor, con quien tuvo a sus hijas Ludmila y Antonella, a las que hay que sumar a Estela, nacida en 1955 de su primer matrimonio.
Su estrella decayó debido a su vínculo con la joven modelo Marcela Tiraboschi, quien lo llevó a los tribunales por varias imputaciones, y si bien intentó regresar a la radio con varios programas e incluso avisos publicitarios para importantes empresas, solo pudo regresar a Radio Nacional en mayo de 2019, a los 87 años, con un programa de variedades y entrevistas.
Fontana pasó sus últimos años en una residencia para adultos mayores y reconoció sin vueltas en más de una oportunidad la estrechez económica a la que se enfrentaba mientras el trabajo se hacía cada vez más escaso.
Además de los recurrentes problemas respiratorios por los que tuvo varias internaciones, en 2019 tuvo que ser hospitalizado tras sufrir una caída en el baño de un restaurante, luego de participar de una entrevista televisiva en la que probablemente hizo el balance más crudo y descarnado de toda su existencia. Allí, entre otras cosas, reconoció sin ninguna reticencia que el alcohol y las drogas lo llevaron al ostracismo en uno de los mejores momentos de su brillante carrera como animador y conductor.
Se hizo acreedor a 14 Premios Martín Fierro otorgados por Aptra -uno a su trayectoria-, un Konex de Platino y el Premio español Ondas.