El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, renunció este 7 de julio tras una avalancha de dimisiones de ministros y legisladores que lo presionaron para que se apartara del cargo. Johnson ha estado sumergido en varios escándalos sobre asuntos de ética en los últimos meses que finalmente minaron su imagen y le costaron el puesto. Se abre una nueva carrera al interior del gobernante Partido Conservador para reemplazarlo como líder del Gobierno.
Se acabó el tiempo de Boris Johnson. Aunque el político insistió hasta último minuto para mantenerse en el cargo, una avalancha de renuncias desde el corazón de su Administración, de ‘tories’ de alto perfil y una solicitud de un grupo de líderes de su partido lo forzaron a renunciar.
“Es clara ahora que la voluntad del Partido Conservador parlamentario es que debería haber un nuevo líder del partido y por tanto un nuevo primer ministro, he acordado que el señor Graham Brady, el presidente de nuestros parlamentarios secundarios, que el proceso de elección de ese nuevo líder debe comenzar ahora y el cronograma se anunciará la próxima semana”, afirmó Johnson en un discurso televisado desde Downing Street y poco después de llamar a la reina Isabel II para comunicarle su intención de abandonar el cargo.
No obstante, Johnson se mantendrá como primer ministro hasta que sea nombrado su sucesor. El calendario lo decidirá el Comité de 1922 y algunos parlamentarios presionan para que sea antes del otoño.
El premier remarcó que deja “el mejor trabajo del mundo”, pero señaló que “nadie es remotamente indispensable”.
Durante su intervención, Johnson también resaltó lo que considera logros de su Administración. “Estoy inmensamente orgulloso de los logros de este Gobierno, desde lograr el Brexit hasta fortalecer nuestras relaciones con el continente durante más de medio siglo. Recuperar el poder para que este país haga sus propias leyes en el Parlamento, ayudarnos entre todos a superar la pandemia, ofrecer el lanzamiento de vacunas más rápido en Europa, la salida más rápida del confinamiento y, en los últimos meses, liderar a Occidente en la lucha contra Putin en su agresión contra Ucrania”; dijo el líder ‘torie’.
Inicialmente, el político de 58 años se negó a irse y parecía decidido a aferrarse en su posición, pero su permanencia era insostenible. Este 7 de julio aumentaron a 60 las dimisiones entre ministros y legisladores miembros de su partido, que comenzaron en los últimos días.
Boris Johnson anunció que este jueves nombró un nuevo gabinete que lo acompañará durante su tiempo restante en el poder. “He designado un gabinete para servir, como lo haré, hasta que el nuevo líder esté en su lugar”, confirmó.
La prensa británica destaca que el premier intentó negociar un “traspaso ordenado” en el que propuso dimitir como líder del partido y mantenerse como primer ministro hasta la conferencia de su movimiento político, programada para el próximo octubre.
Sus argumentos estuvieron dirigidos a infligir el menor daño posible tanto al partido como al país. Sin embargo, algunos conservadores insistieron en que Johnson debería irse lo más pronto posible.
Las críticas al discurso de Boris Johnson
Tras su intervención televisada desde Downing Street, algunos críticos del todavía primer ministro reprocharon que el político adjudicara la responsabilidad de su salida a la voluntad de los parlamentarios conservadores y no a los escándalos que golpearon su imagen.
“Repugnante, sin humildad, tiros al partido parlamentario, solo resume que teníamos razón”, dijo uno de los legisladores citados por ‘The Guardian’.
El discurso de renuncia de Johnson fue breve y relativamente superficial, pero también controversial. Normalmente, cuando los primeros ministros dejan el cargo o comienzan el proceso de dejar el puesto, se enfocan en su legado.
Y aunque Johnson mencionó algunos de los que considera logros, su discurso cobró vida cuando se refirió a las circunstancias de su partida, al hacer énfasis contra los parlamentarios conservadores que lo obligaron a salir, acusándolos de ignorar su mandato electoral y la ventaja relativamente pequeña de los laboristas en las encuestas.
“En los últimos días, traté de persuadir a mis colegas de que sería excéntrico cambiar de Gobierno cuando estamos entregando tanto y cuando tenemos un mandato tan amplio y cuando en realidad estamos solo a unos pocos puntos por detrás en las encuestas (…) y cuando el panorama económico es tan difícil a nivel nacional como internacional”, explicó Johnson.
De su discurso estuvieron ausentes las disculpas por cualquiera de las controversias que golpearon su imagen, reprocharon los ‘tories’.
Johnson fue multado por la Policía y criticado por el informe de investigación sobre la polémica conocida como 'Partygate', las fiestas del primer ministro junto a otros funcionarios en Downing Street cuando el país enfrentaba un estricto confinamiento por el Covid-19.
Pero ese solo fue el principio, el golpe definitivo llegó en los últimos días, tras nombrar a Chris Pincher como jefe adjunto conservador, un hombre que renunció recientemente en medio de denuncias de que manoseó a dos hombres en un club privado.
La situación generó fuertes reproches contra Johnson por designar a una persona de conducta cuestionada para hacer cumplir la disciplina del partido. Las disculpas que ofreció posteriormente por esta decisión no contuvieron el descontento y generó la cascada de renuncias en su partido hasta finalmente forzarlo a dimitir.