Diversas organizaciones representativas del colectivo trans se pronunciaron en contra del posible traslado de la Zona Roja a las inmediaciones de los cementerios Parque y Colinas de Paz, el sector que hoy está en la mira del gobierno de Guillermo Montenegro para avanzar con la regulación definitiva de la oferta y demanda de sexo que tiene lugar en la vía pública de Mar del Plata.
Victoria Di Salvo, de la Red Nacional por el Reconocimiento del Trabajo Sexual amenazó con una rebelión de las trabajadoras sexuales, en caso de que la gestión de Montenegro no ceda en su intención de permitir solamente el trabajo sexual sobre la Avenida 10 de Febrero, desde la calle Cacique Chuyanyuta y por una extensión de 200 metros en dirección a Avenida Mario Bravo, en un punto donde confluyen los barrios Lomas del Golf, Las Canteras y Santa Celina.
Asimismo, sostuvo que “no tienen nada que ver las trabajadoras sexuales de La Perla, con las mujeres trans de Champagnat o con las que trabajan sobre la ruta 88. Cada una tiene una particularidad diferente, horarios y tarifas distintas y hasta identidades diversas”, señaló, y añadió: “Se generaría un ambiente inconvivible e ilegislable”.
Advirtió, también, que “si no nos dan el lugar queremos, vamos a caminar. Va a ser muy difícil que las compañeras acaten lo que diga el municipio. Nadie va a ir a un lugar que no elige, y menos a un sector totalmente alejado y sin ninguna seguridad. La policía no nos puede parar por caminar. Porque además nosotras no ejercemos el trabajo en las calles, sino que ahí solo buscamos clientes. No hay forma de comprobar nada. Si esto sigue así, van a facilitar las tensiones arbitrarias”.
Por su parte, Preta Naomi, referente de Mujeres Trans Migrantes en la ciudad, en la misma línea, planteó que “estoy totalmente en desacuerdo. Todas las compañeras viven el día a día y no sé quién va a poder pagar un taxi para ir hasta allá. Y tampoco se me ocurre qué cliente va a ir a buscar un servicio tan lejos. Están llamando a la paz o a la guerra: nosotras no vamos a acceder a esto, y vamos a defender nuestro trabajo. Queremos la paz, las calles son libres, y las que trabajamos en las calles tenemos libre acceso para elegir dónde nos conviene trabajar”.
Y añadió que “nos quieren invisiblizar porque nos están mandando a un lugar donde no pasa la gente. Eso es lo que ellos quieren, sí. Pero nadie se va a ir. Queremos trabajar y tener una vida digna: este trabajo dignificó nuestros hogares”.
“Es imposible que nosotras vayamos a ese lugar porque es descampado. Ahí no existe nada, es la nada misma a donde nos están mandando. Nos quieren mandar a donde la vida no vale”, concluyó.