Con la vuelta a la plena presencialidad luego de dos años con restricciones debido a la pandemia, miles de fieles confluyeron en el templo marplatense de Moreno al 6700 para pedir trabajo, agradecer y muchos otros como cada año instalaron sus puestos en los alrededores para vender todo tipo de comidas, como así también artesanías y artículos de santería, además de las estampitas con la imagen de San Cayetano y las tradicionales espigas de trigo para ser bendecidas, que se adquirieron en valores de entre 50 y 100 pesos.
El incremento de personas que se acercaron a vender este domingo fue notable, poniendo de manifiesto que la necesidad tiene cara de hereje y arrecia en estos tiempos.
Decenas de parrillas diseminadas por doquier sobre las que se colocaban chorizos, hamburguesas, pollos y cortes de carne fáciles para comer al paso como el vacío. Además de la oferta de tortas, facturas, bizcochitos, chipá y pastelitos caseros, incluso herramientas, camisas, pantalones y hasta zapatillas.
“Acá percibimos una realidad permanente de sufrimiento y está acrecentado por lo social”, comentó el párroco Juan Pablo Cayrol, añadiendo que “en Mar del Plata estamos muy acostumbrados a las crisis, hace 16 años que estoy en esta parroquia, hemos pasado la crisis de la pesca, la de las fábricas textiles, la del 2001 y esta crisis nueva que nos ha sacado la capacidad de reacción y no vemos el horizonte y eso es muy malo. Veo que los que peor están son los jubilados, que no tienen la posibilidad de hacer changas y las jubilaciones son muy bajas”.
Y concluyó reflexionado que “estas celebraciones ayudan a seguir insuflando esperanza, creo que estas celebraciones ayudan, la gente no es tonta, no cree en una experiencia mágica que por venir se soluciona su problema, sabe que al otro día tiene que salir a buscar trabajo”.