El Senado aprobó este jueves un repudio al intento de magnicidio a Cristina Kirchner, en una sesión que no tuvo presencia de Juntos por el Cambio y fue conducida por la santiagueña Claudia Ledesma, porque la vicepresidenta no fue.
Hubo pedidos para combatir los “discursos de odio” y denuncias de una “escalada de la violencia política” en el país, expresiones que son rechazadas por la oposición.
El Frente de Todos se garantizó el quórum con el retorno de urgencia de dos senadores desde Brasil (Antonio Rodas y Sergio Leavy) y el respaldo de sus tres aliados habituales: la misionera Magdalena Solari Quintana, el rionegrino Alberto Weretilneck y la riojana Clara Vega.
Así fue posible llegar a los 37 votos justos sin esperar a la cordobesa Alejandra Vigo, quien presentó un proyecto de repudio y no lo fue a defender. Los otros dos eran de Vega y la salteña del Frente de Todos, Nora del Valle Giménez.
Pero se unificaron en un texto presentado antes de la sesión por los jefes del oficialismo José Mayans y Anabel Fernández Sagasti.
El proyecto de la salteña en sus fundamentos alertaba sobre los discursos del odio “agitado por posiciones autoritarias que se reproducen y magnifican guionadas a toda hora por medios masivos de comunicación y formadores de opinión”.
El texto de Mayans y Sagasti no hizo referencia al odio y a la violencia política, pero la mendocina sí hizo alusión a esos temas en su discurso.
Juntos por el Cambio se negó a participar porque consideró que era suficiente el repudio en formato de comunicado conjunto acordado el jueves, minutos después del fallido magnicidio a Cristina.
“Este Senado se expresa mediante proyectos de declaración. Después de 48 horas (del ataque) empezaron los reparos”, refutó Fernández Sagasti.
El proyecto unificado y finalmente aprobado repudia el atentado, se solidariza con la vicepresidenta, hay un pedido de esclarecimiento y una condena a los responsables del hecho, que “empaña la vida en democracia de Argentina”.
Culmina con un llamado a la paz social, que también cerró el comunicado conjunto del Senado. En los fundamentos llama a resolver las diferencias ideológicas en el terreno del "debate y con las herramientas de la Constitución y la democracia".
Weretilneck y Vega fueron los primeros oradores, por ser los opositores que garantizaron la sesión. La riojana criticó a JxC y a los medios.
“Que la oposición no esté sentada acá, da cuenta de que no tomaron nota de lo que generan día a día generando títulos para los medios, sentándose como opinólogos en cualquier programa de televisión, generando odio y rechazo en la ciudadanía y, ese mensaje, no es solamente para un sector político, sino que es para todos”.
El rionegrino pidió justicia. “Los argentinos necesitamos saber para qué se quiso asesinar a la vicepresidenta y por qué”. Fernández Sagasti en su discurso de cierre planteó el debate del odio, que para la oposición es un intento de callar la libertad de expresión.
“Tenemos que alertar de la propagación de los mensajes de odio. Somos un gobierno en donde la libertad de expresión está garantizada a su máxima expresión: solo pedimos que todos los actores de la sociedad seamos conscientes que propagar el odio lleva a estas consecuencias. El odio hacia cualquiera, porque la propagación del odio es un disciplinamiento hacia la política y un patrón”, remarcó.
“Hay gente que no vota nadie y maneja el estado emocional de Argentina. La propagación del odio tenemos que alertarla”, sostuvo la senadora. Y consideró que “la violencia política va en escalada y se ha naturalizado, sobre todo hacia la vicepresidenta”
“No podemos tolerar que en una marcha de la oposición haya una guillotina hacia la vice y bolsas mortuorias que incluían a la presidenta de abuelas de plaza de mayo, símbolo de nuestra lucha”, agregó.
Recordó que ya en 2017 había grupos organizados para atacar a la vicepresidenta “que la militancia intentaba diluir”. Y que estaba en el despacho de Cristina cuando fue apedreado en marzo, mientras se discutía el acuerdo con el FMI en Diputados. “Vi que su vida corría peligro; le pasaban las piedras por al lado”.
“Se da a través de fake news que son replicadas por altas voces de los medios de comunicación. Deshumanizar al adversario político, algo que sucede hace años con la vicepresidenta: (le dicen) yegua, cretina. El tercer escalón es politizar la justicia. No hace falta explicarlo”, ironizó.
“El cuarto es atizar el fuego hasta que algún grupo de perturbados actúe. No creo que sea algún grupo aislado, pedimos que la justicia actúe con celeridad y queremos saber quiénes son también los actores intelectuales del hecho”, exigió.
“En último lugar -continuó la comparación- es acusar que sin pruebas es un montaje de la víctima. Esto es un método mundial en donde se siembra el odio. El odio que no es solo violencia política, es violencia. Nadie puede mirar hacia un costado”.
El cierre estuvo a cargo de José Mayans, jefe del interbloque oficialista, para quien la ausencia de la oposición es un “acto de censura”, ya que “si no tenemos quórum no podemos expresarnos. Castigan a través de la ausencia”, enfatizó.
Mayans definió la marcha a favor de Cristina como “la movilización popular más grande desde el tiempo de Perón y Evita”.
Y aclaró sus polémicos dichos sobre que cerrar la causa vialidad para que haya paz social. "Nosotros no decimos que no se juzgue, pero queremos verdaderamente gente que tenga imparcialidad, que no ejerza la violencia a través de lo que están haciendo".