Sergio Massa analiza aplicar un shutdown y cerrar la administración pública si la oposición no vota el presupuesto del año próximo. Se trata de una medida que aplicó Bill Clinton en Estados Unidos en 1995.
Sucede que el presupuesto de este año es en rigor una prórroga del presupuesto del año 2021. El gobierno tuvo que avanzar con una prórroga vía decreto cuando la oposición se negó a aprobar el cálculo de gastos y recursos.
Ahora, fuentes del gobierno aseguran que no existe un marco legal para prorrogar por dos años seguidos el mismo presupuesto.
En 1995 Clinton aplicó un shutdown cuando los republicanos se negaron a votarle el presupuesto. Eso llevó a una parálisis de los servicios administrativos federales, en dos ocasiones, la primera durante seis días y luego por tres semanas.
El cierre implica un freno total en la administración pública. Los edificios públicos no podrían comprar ni los elementos básicos para el funcionamiento. En Estados Unidos las pérdidas ocasionadas fueron estimadas en USD 1.400 millones y la opinión pública atribuyó la responsabilidad a los republicanos.
Como contraparte, le permitiría un ahorro al Estado. El equilibrio fiscal que reclama la oposición. Incluso hay quienes aseguran que un shutdown le permitiría a Massa avanzar con un ajuste más importante del que está llevando a cabo.
La posibilidad de que la oposición vuelva a bloquear el proyecto del presupuesto preocupa a los gobernadores quienes saben que el mejor escenario para acordar obra pública de cara al año próximo es contar con esa herramienta aprobada en el Congreso.
Semanas atrás, la Liga de Gobernadores peronistas se reunió en La Plata y allí acordaron un documento en el que piden a la oposición un "amplio consenso" para la aprobación del presupuesto. También incluyeron un pedido por "la continuidad de los programas de obras públicas y viviendas" en sus distritos y resolver las asimetrías en materia de subsidios de transporte público.
Para el ministro de Economía, aprobar el presupuesto 2023 en diciembre es clave para dar una señal de liderazgo político y un mensaje de estabilidad sobre la macroeconomía.
Para eso es necesario llegar a un consenso con la oposición o conseguir los votos de interbloques federales que permitan alcanzar esa meta en caso de que la coalición opositora rechace acompañar la iniciativa.
El proyecto de presupuesto enviado por el Ejecutivo al Congreso prevé para el año próximo una inflación anual del 60% y un crecimiento del 2% del PBI.
La iniciativa fija a fin del año que viene un valor para el dólar oficial de 269 pesos y prevé que el déficit fiscal se achique a 1,9 por ciento. También se prevé un recorte de las importaciones de energía.