El sacerdote tercermundista Alberto Carbone murió a sus 98 años en la clínica porteña San Camilo y este viernes fue velado en la catedral de la localidad bonaerense de Moreno, su último lugar de residencia, donde quienes lo conocieron despidieron a un representante de la inserción popular y la opción por los pobres que se extendieron en la Iglesia tras el Concilio Vaticano II, al igual que a un protagonista de la historia del peronismo.
Carbone fue uno de los fundadores del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo (MSTM); el 8 de julio de 1970 fue detenido por encontrarse en su habitación de la Casa del Clero, sobre la calle Rodríguez Peña al 800, la máquina de escribir que le había dejado Mario Eduardo Firmenich y que el grupo inicial de Montoneros había usado para redactar comunicados sobre el secuestro y muerte de Pedro Eugenio Aramburu.
Tras pasar varios meses preso, Carbone salió en libertad en enero de 1972: días después de ser liberado fue recibido en la villa 31 de Retiro por el párroco del lugar, el sacerdote Carlos Mugica, compañero suyo en el asesoramiento a la Juventud Estudiantil Católica (JEC) y la Juventud Universitaria Católica (JUC), quien ofició una misa de acción de gracias para festejar su liberación en la parroquia Cristo Obrero.
Uno de los asistentes a esa celebración religiosa de principios de 1972 fue Eduardo De la Serna, en aquel momento un estudiante de 5° año del secundario de 17 años, hoy con 67 y uno de los referentes del Grupo de Curas en Opción por los Pobres, el espacio que integraba Carbone y que de algún modo se propone continuar en la línea eclesial del MSTM.
“Poco después de la liberación de la cárcel de Alberto (Carbone), Mugica hace una misa en la parroquia Cristo Obrero a la que también asiste otro prócer del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, un jesuita de Mendoza, ´Macuca´(José María) Llorens. Yo en esa época hacía apoyo escolar dos días a la semana y también iba a misa”, recordó De la Serna en diálogo con Télam.
Sobre el episodio de la máquina de escribir, el propio Carbone contó en una entrevista con la historiadora María Elena Barral publicada en 2018 por Página/12 que Firmenich, a quien conocía de su paso por la JEC, le había pedido que la guardara, pero reiteró que no era suya: “Si hubiera sido mi máquina la cosa se resolvía de manera muy simple, pero no era mía”.
Carbone, que había nacido en Berlín en 1924 de padre argentino y madre alemana, se había ordenado sacerdote en 1953 y en 1970, con 46 años, fue detenido y llevado a la Jefatura Central de Policía, luego a la División Asuntos Políticos de Coordinación Federal y posteriormente encarcelado en el penal de Villa Devoto, en un pabellón destinado a presos políticos.
Tras recibir una condena de dos años de prisión en suspenso por encubrimiento, fue liberado pero poco tiempo después lo volvieron a detener, esta vez cuatro meses y medio, acusado de haber participado en una acción de Montoneros en la ciudad de Zárate, pero recuperó la libertad cuando “el juez demostró la falsedad de la acusación”, según reconstruyó el propio Carbone en aquella entrevista de 2018.
Como uno de los fundadores del MSTM, Carbone fue considerado uno de los impulsores de la llamada opción preferencial por los pobres y de una visión popular de la teología que en la Argentina se difundieron entre los creyentes a partir de la conferencia de los obispos latinoamericanos de Medellín, en 1968.
En los últimos años, y a pesar de haber sido sacerdote por más de seis décadas, Carbone no había dejado de ser párroco: así fue que tras un tiempo asignado a una iglesia del barrio porteño de Parque Patricios eligió el traslado a otras diócesis, primero en Morón y luego en Merlo-Moreno, en el oeste del conurbano.
Amigo de Mugica, Carbone integró el MSTM junto a otros curas instalados en villas o barrios populares como Jorge Vernazza, José “Pepe” Piguillém y Rodolfo Ricciardelli, ya fallecidos, a quienes además acompañaba el teólogo Rafael Tello, inspirador de la llamada “teología del pueblo”, corriente con arraigo en la Iglesia argentina que fundamenta la necesidad de un “cristianismo popular”.