Diego Duarte, el médico de la Policía Científica que le realizó la autopsia al cuerpo de Fernando Báez Sosa, destacó en la sexta audiencia del juicio por su crimen que el joven “presentaba múltiples agresiones en la parte del rostro” y “tenía una importante hemorragia dentro del cráneo”. El experto detalló las lesiones que sufrió el adolescente por los golpes de puño y patadas que le propinaron durante el ataque aquel 18 de enero.
Al declarar como testigo ante el tribunal de Dolores que juzga a ocho rugbiers por el crimen, el médico amplió el estudio forense, y los padres de Fernando optaron por retirarse de la sala de audiencias para preservarse.
“Presentaba hemorragia masiva intracraneana, hematomas y excoriación en cara lateral izquierda de cuello y mandíbula” además de “la impronta de una marca de zapatilla en la cara”, se lee en el documento firmado por el médico forense.
En diálogo con la prensa, el médico forense dejó en claro que “al nivel del cráneo se veían lesiones de golpes con mucha saña” . Notablemente emocionado, al ser consultado sobre el cuadro con el que se encontró al iniciar el estudio, destacó que fue “muy fuerte” para él participar en el caso: “Nunca había visto algo igual”, remarcó.
Respecto a la causa de muerte del estudiante de Derecho, indicó que no se la puede adjudicar solamente al golpe de la zapatilla en la cabeza, porque “fueron traumatismos multicausales, con lesiones de varios órganos, aunque las más importantes se registraron en el sistema nervioso”. A pesar de que aclaró que las marcas del calzado “eran muy evidentes”, puntualizó que “todas las lesiones eran incompatibles con la vida” y que “Fernando no tenía posibilidades de salvarse por más que estuviera en la puerta de un hospital”. Y evaluó: “Para tener un traumatismo cerrado de cráneo con esas lesiones sin una fractura tendrían que ser muy fuertes los golpes”.