El obispo Gabriel Mestre junto al párroco de Villa Gesell realizaron una misa en el lugar donde fue asesinado Fernando Báez Sosa al cumplirse el tercer año de dicho acontecimiento.
En su prédica, Monseñor Mestre sugirió tres pensamientos a todos los presentes.
En primer lugar, oró por el eterno descanso de Fernando, para que el Señor lo tenga en su gloria y dé fortaleza y consuelo a todos sus familiares y amigos, especialmente a sus papás Graciela y Silvino.
En segundo lugar, a la luz de la primera lectura, abogó por el legítimo pedido de justicia por un crimen tan dramático. El texto de Deuteronomio habla dos veces de justicia, haciendo referencia con claridad a una justicia por caminos justos. La justicia es necesaria para sanar, al menos en parte, el daño provocado y honrar la memoria de quién ha sido brutalmente asesinado: “buscar la justicia, sólo la justicia” (Dt 16,20).
En tercer lugar, monseñor Gabriel Mestre invitó a sacar una buena lección de algo que nunca debería haber ocurrido y que es muy doloroso. Somos desafiados a romper con el espiral de violencia que se vive en muchos niveles de nuestra sociedad. ¡Si a la paz, no a la violencia! En este sentido es fundamental tener presente la séptima bienaventuranza que nos transmite el Evangelio de hoy: “Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios” (Mt 5,9). El obispo puso como ejemplo a los padres de Fernando, Graciela y Silvino, que varias veces han pedido justicia sin venganza. A la luz de algo tan horroroso como lo que aquí aconteció, somos invitados a superar la tentación de devolver mal por mal, y realmente ser artesanos e instrumentos de la paz como tantas veces nos invita el querido Papa Francisco.
El obispo Gabriel invitó a estar en comunión con Graciela y Silvino, con quienes mantiene contacto telefónico, que en esta misma tarde están orando en la ciudad de Dolores, lugar donde se lleva adelante el juicio por el asesinato de Fernando.
En el salmo de la Misa decíamos: “La justicia y la paz se abrazarán” (Sal 85,11). Que, en medio del dolor por el brutal asesinato de Fernando, buscando erradicar todo tipo de violencia, podamos decir cada día en nuestras familias y comunidades: “La justicia y la paz se abrazarán”.