El fiscal que interviene en el segundo juicio por el caso Lucía Pérez pidió este jueves la pena de prisión perpetua para el principal acusado de abusar sexualmente de la adolescente de 16 años y asesinarla en octubre de 2016, mientras que solicitó 20 años de cárcel para el hombre imputado como presunto cómplice.
En su alegato de cierre ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 marplatense, Leandro Arévalo, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 7, consideró que en el debate oral iniciado el 7 de febrero quedó acreditada la responsabilidad penal de Matías Farías, de 29 años, y Juan Pablo Offidani, de 47, por el delito de "abuso sexual con acceso carnal agravado por resultar la muerte de la persona ofendida, por el suministro de estupefacientes y en el marco de un contexto de violencia de género, en concurso ideal con femicidio".
Arévalo aseguró que Farías fue el autor del hecho, mientras que Offidani colaboró con él como "partícipe secundario". Según señaló, a lo largo de las ocho jornadas en las que declararon casi 30 testigos, se probó que ambos imputados pasaron a buscar a la menor en la camioneta de Offidani por la esquina de su casa en la mañana del 8 de octubre de 2016, "con la finalidad de abusar sexualmente de ella a sabiendas de su condición de menor de edad y de consumidora de sustancias estupefacientes".
En ese sentido, precisó que luego de trasladarla a la casa de Farías, en el barrio Alfar, y quedar a solas con él, el principal acusado "le suministró cantidades indeterminadas" de cocaína y marihuana, para "lograr quebrantar su voluntad", en "un indudable contexto de violencia de género" y luego "la accedió en reiteradas oportunidades".
El fiscal sostuvo que "dicho abuso fue brusco y violento", de acuerdo a una serie de "lesiones constatadas en el cuerpo" de la adolescente. Detalló además que "cerca de las 15" de ese día, tras una descompensación sufrida por Lucía, Offidani volvió a la casa ubicada sobre la calle Racedo, para "continuar colaborando con el señor Farías y prestándole asistencia", en primer término "acondicionando" el cuerpo y luego "trasladándola sin vida" a la sala de primeros auxilios del barrio Serena, cuatro kilómetros al sur del Faro de Punta Mogotes.
Arévalo puso el foco en la situación de vulnerabilidad de la víctima, por su condición de menor, de mujer y de consumidora, que "no está en igualdad de condiciones con aquel que se dedica a la venta de estupefacientes", con quien además mantenía "una deuda dineraria" por la compra previa de drogas.
En cuanto al rol de Offidani, dijo que tenía una foto de Lucía en su celular, que "ni era remís ni nada que se le parezca" de Farías, sino que "era socio", y recordó en ese sentido que junto a él fue condenado en un primer juicio por el hecho, por la tenencia de drogas con fines de venta.
"Con Farías iban y vendían, lo llevaba para todos lados", señaló, y agregó que "sabía perfectamente qué iba a hacer" el principal acusado y "lo que iba a pasar".
De acuerdo a la instrucción del caso, Lucía había conocido a ambos un día antes de su muerte, cuando se acercaron a la Escuela Media 3 local a venderle un cigarrillo de marihuana. Arévalo aseguró al respecto que los imputados "no iban a buscar clientes" a las inmediaciones del colegio, sino que "iban a buscar nenas", con las cuales trataban de "tener sexo por la vía que fuera posible".