El diputado nacional y precandidato a Gobernador de la provincia de Buenos Aires del PRO, Cristian Ritondo, admitió que el PRO persiguió a jueces y funcionarios del Poder Judicial por su supuesta amistad con Aníbal Fernández.
Fue en el marco de una conversación privada entre el propio Ritondo y el ex juez César Melazo, destituido durante el gobierno de María Eugenia Vidal que enfrenta un proceso penal en su contra.
El propio Melazo grabó la comunicación "por su propia seguridad", según indicaron allegados al ex magistrado a Infocielo. Esas grabaciones, que estuvieron pérdidas durante algunos años, fueron recuperadas recientemente. De allí, adelantaron las mismas fuentes, podrían surgir más elementos comprometedores.
“Me piden 90 días de suspensión, ya lo presentaron en la Corte. Yo funciono colaborando con el equipo en contra de los delincuentes y me rompen el culo a mí”, le blanquea Melazo al entonces ministro de Seguridad bonaerense, a quien le pide una definición.
“No soy político, soy un laburante judicial”, se desespera el entonces magistrado platense, que apuntaba concretamente contra María Eugenia Vidal y Gustavo Ferrari por su situación judicial, y pedía a Ritondo que intercediera ante los senadores Juan Pablo Allan (PRO) y Jorge D'Onofrio (Frente Renovador) para revertirla.
Ritondo lo para en seco y le advierte que el problema es “su relación con Aníbal”, en un caso análogo al de la entonces procuradora María del Carmen Falbo, quien fue forzada a renunciar por presión política de su partido.
“Ahí lo que te están pegando es por la relación con Aníbal. En el imaginario la relación tuya con Aníbal y la de la Pochi es con lo que están pegando”, retruca.
Melazo se defiende de esas acusaciones y si bien se reivindica como peronista, sostiene que no conoce al hoy Ministro de Seguridad de la Nación.
Entonces ocurre una confesión definitiva de parte de Ritondo: “Todo el mundo te vincula con Aníbal. Yo tengo la mejor con vos, pero a Aníbal si puedo lo mato por las boludeces que hace. Yo tenía una buena relación, fuimos compañeros de Gabinete, pero el comportamiento de él en los últimos años fue de garca total”, retruca, dando cuenta de que, en rigor, los problemas con Fernández -a quien por entonces se conocía como “La Morsa”- son, además, de índole personal.