El trámite parlamentario de la reforma de las pensiones francesas entró este miércoles en su recta final, en medio de continuas protestas de la oposición y los sindicatos, con la huelga de las basuras de París como exponente visible del descontento de los trabajadores.
Más de 7 mil toneladas de basuras se acumulan en las aceras de la capital, y aunque el paro sólo afecta a la mitad de sus veinte distritos, se ha convertido en un auténtico problema en las zonas afectadas que se manifiesta, por ejemplo, en la proliferación de ratas.
El paro en París se extenderá hasta el próximo lunes, según anunció el sindicato CGT al término de una votación.
La huelga de basureros afecta también a varias ciudades grandes (Nantes, Rennes y Niza) y medianas (Montpellier, Le Havre, Saint-Brieuc y Vallauris), pero es en París donde ha tomado más protagonismo debido a sus evidentes ramificaciones políticas.
Las protestas surgen a partir de que el Senado francés aprobó el 8 de marzo el artículo clave del proyecto de reforma de las pensiones que eleva la edad mínima de jubilación de los 62 a los 64 años.