Después de pasar tres noches internado en el Hospital Gemelli, de Roma, por una bronquitis, el Papa Francisco fue dado de alta este sábado y, antes de retomar su agenda, bromeó con los periodistas presentes en el lugar sobre su estado de salud.
"Aún estoy vivo", dijo el Sumo Pontífice, de 86 años, con una sonrisa en una improvisada rueda de prensa a la salida del nosocomio.
El Papa Francisco comentó que sintió "sólo un malestar", pero remarcó que nunca tuvo miedo, además de destacar el trabajo de los médicos del Hospital Gemelli.
"Admiro tanto a los que trabajan en el hospital. Se necesita heroicidad y tanta ternura. Los enfermos somos todos caprichosos, admiro tanto a la gente que trabaja en los hospitales, médicos, enfermeros, todos", subrayó.
Al dejar el Gemelli, el Papa bajó del auto y saludó y abrazó a algunos fieles presentes en la puerta del hospital e incluso rezó con una pareja que lo esperaba.
Desde el hospital, y antes de volver a su residencia, el Papa fue a la Basílica de Santa María la Mayor a rezar por los niños con cáncer y del sector de neurocirugía infantil a los que visitó durante su estadía en el hospital, además de por los enfermos en general y por quienes sufren por las enfermedades y la pérdida de seres queridos.
Al llegar el Vaticano, el Papa tiene en agenda un encuentro con el cardenal canadiense Marc Ouellet.
Francisco se mostró así recuperado del cuadro por el que fue ingresado el miércoles y confirmó que estará presente mañana en la Plaza San Pedro para la celebración de la Misa de Ramos, que marca el inicio de la denominada Semana Santa.