Las palabras del pontífice se dan en un contexto de tensiones con los sectores conservadores que se oponen a sus reformas de transparencia y apertura.
El Papa Francisco le pidió a sacerdotes y miembros del clero de todo el mundo que no "ensucien" a la Iglesia "con desunión y polarizaciones", y los animó a crear "armonía", al celebrar en la Basílica de San Pedro la denominada Misa Crismal de la época de Pascua.
"Hermanos, crear armonía entre nosotros no es sólo un método adecuado para que la coordinación eclesial funcione mejor, no es una cuestión de estrategia o cortesía, sino una exigencia interna de la vida en el Espíritu", planteó el pontífice durante la homilía que pronunció este jueves.
"Se peca contra el Espíritu, que es comunión, cuando nos convertimos, aunque sea por ligereza, en instrumentos de división; y le hacemos el juego al enemigo, que no sale a la luz y ama los rumores y las insinuaciones, que fomenta los partidos y las cordadas, alimenta la nostalgia del pasado, la desconfianza, el pesimismo, el miedo", profundizó luego el Papa.
Francisco, de 86 años y recuperado hace menos de una semana de una bronquitis que lo tuvo tres días internado en un hospital de Roma, celebró así la primera ceremonia de una seguidilla de cuatro días de actividades por la Pascua en la que será el actor central y que incluyen, entre otras, al Via Crucis de mañana en el Coliseo romano y la bendición Urbi et Orbi del domingo desde la Basílica de San Pedro.
"Tengamos cuidado, por favor, de no ensuciar la unión del Espíritu y el manto de la Madre Iglesia con la desunión, con las polarizaciones, con cualquier falta de caridad y de comunión", animó el Papa a los sacerdotes, a los que advirtió también por el 'carrerismo' dentro de la institución.
Las palabras del pontífice se dan en un contexto de tensiones entre los sectores conservadores que se oponen a sus reformas de transparencia y apertura, con epicentro en países del centro europeo y en Estados Unidos, y los miembros del clero que apoyan sus políticas.
Frente a religiosos de todo el mundo, incluidos cardenales con altos cargos en la Curia, el Papa puso también la mira en el momento "en que el sacerdocio lentamente resbala hacia el clericalismo, y el sacerdote se olvida de ser un pastor de pueblo, para ser un clérigo de Estado".