El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) y obispo de San Isidro, Oscar Ojea. llamó este viernes en Mar del Plata a "recuperar la pertenencia a la Patria" y a superar "los desencuentros" entre los argentinos, al encabezar el acto inaugural de la Semana Social que organiza la iglesia y que se desarrolla en el hotel Intersur 13 de Julio, con el lema "40 años de democracia y 10 años del papa Francisco".
Además, participaron de la apertura del encuentro el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, Jorge Lugones; el ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, la vicegobernadora bonaerense Verónica Magario, el obispo Gabriel Mestre y el intendente Guillermo Montenegro.
En sus palabras de bienvenida, Ojea recitó un verso del músico Jorge Dragone, que habla de la muerte de la Patria y cuyo velorio se realiza simbólicamente en una escuela.
"Es muy triste ser huérfano de Patria, hoy nos cuesta hablar de Patria, preferimos hablar de país o de nación. La primera tarea en la que debemos empeñarnos es recuperar la pertenencia. Buscar aquellas luces profundas que están en nuestras raíces para poder recuperar sentido y construir juntos una comunidad que defienda la vida y el interés de todos, no dejando a nadie afuera", expuso Ojea.
En ese sentido, convocó a "valorar el ejemplo de tantos hermanos y hermanas argentinas que en tantas situaciones dolorosas como se pusieron la Patria al hombro".
"Nuestra vida estuvo sostenida por una red de trabajadores que han corrido serios riesgos por su entrega valiente y generosa. Parecería que este tipo de riqueza, de humanidad, se ha vuelto invisible a nuestra mirada. Sabemos que, para hallar el origen de nuestros desencuentros, divisiones y luchas internas como argentinos, hay que remontarse al origen mismo de nuestra historia como Nación", subrayó Ojea.
El obispo consideró que Argentina lleva "dos siglos de desencuentros" y que existen "momentos históricos que hacen salir a la luz con mayor claridad estas divisiones y luchas y también el esfuerzo por resolverlas".
"La recuperación de la democracia de hace cuarenta años fue el intento de salir de un túnel muy sombrío en el que estábamos sumergidos. Las vísperas de la recuperación de la democracia nos retrotraen a uno de los periodos más oscuros de nuestra historia", observó.
También se refirió al "desprecio por la vida" que el país vivió en los tiempos del terrorismo de Estado, que se adueñó "la vida de otros seres humanos que compartían el mismo suelo e instalo una verdadera anomia moral. Nadie se hacía responsable de la muerte de tantos hermanos y hermanas".
"En medio de este panorama lleno de tinieblas el comienzo del periodo democrático de hace 40 años quiso llevar al país a crear un ámbito social de respeto por los derechos humanos y las libertades cívicas e individuales", remarcó.
Ojea se remitió al Documento de los Obispos “Iglesia y Comunidad Nacional”, elaborado el 9 de mayo de 1981, que convocaba a los argentinos a tomar "consciencia gradual de que la soberanía del pueblo consiste en el derecho mismo a ser artífice de su propio destino".
"Sin embargo, tenemos enormes deudas en nuestra convivencia social, deberemos recorrer un largo camino para encontrar una identidad propia como pueblo. Tenemos que aprender a escucharnos. Para escuchar bien, tengo que hacer un cierto vacío dentro de mí mismo y disponerme a recibir para acoger lo que dice el otro sin escucharme a mí mismo. Sin deformar lo que me dice. Nosotros estamos acostumbrados a escuchar lo que queremos oír", subrayó.
Ojea sostuvo que "no hay escucha sin esperanza y sin escucha no hay dialogo posible", por eso evaluó como "imprescindible escuchar a aquellas comunidades, en particular a la de los Pueblos Originarios".
"En estos últimos años no hemos podido lograr la paz social. La tentación de la violencia como lo hemos visto en este último tiempo, se va adueñando de nuestro corazón y de nuestras palabras. Es muy claro que la violencia comienza en el corazón de los seres humanos, se refleja en las palabras y luego pasa a la acción", puntualizó.