Francia atraviesa horas de gran conflicto y el presidente Emmanuel Macron debió desplegar blindados y más policías para contener los violentos disturbios que en las últimas tres noches se extendieron a varias ciudades en respuesta a la muerte de un joven baleado por un agente.
La violencia no deja de escalar y el mandatario pidió la suspensión de los servicios de colectivos y tranvía, como también apeló directamente a los padres de los menores que participan en las protestas.
Los disturbios ya se cobraron la vida de un joven de 20 años que falleció tras caer del techo de un edificio. “Estas próximas horas serán cruciales”, remarcó el ministro del Interior, Gérald Darmanin, dirigiéndose a las fuerzas del orden y a los bomberos. Francia “se enfrenta a unos disturbios de una violencia inusitada”, agregó.
La violencia estalló el martes en los suburbios de París y se extendió por el país tras la muerte de Nahel, de 17 años, por un disparo a quemarropa de un agente durante un control de tránsito en Nanterre, al oeste de la capital.
El balance de los enfrentamientos en la última noche fue elevado. El Gobierno informó de la detención de 875 personas (408 en París y sus suburbios) y de 249 agentes heridos, así como de 492 edificios atacados y de 2.000 vehículos calcinados.
El Gobierno francés reforzó el número de agentes – ayer se movilizaron 40.000- y autorizó el despliegue de blindados de la gendarmería, un cuerpo militar que tiene competencias de seguridad pública, sobre todo en zonas rurales. También se solicitó la suspensión de grandes eventos como conciertos, del servicio público de tranvías y autobuses a partir de las 21 y la venta de cohetes, bidones de combustible y productos inflamables.
Varios países europeos como el Reino Unido, Alemania y Noruega advirtieron a sus ciudadanos en Francia que eviten las zonas de disturbios y que extremen la precaución, ya que este sábado tendrá lugar el entierro de Nahel, cuyo crimen, cuando se resistió a obedecer las órdenes de los agentes, originó los disturbios, anunció el alcalde de Nanterre, Patrick Jarry.
Mounia, la madre de la víctima, dijo que no culpaba a la policía, sino sólo al agente que le quitó la vida a su hijo, ya que “vio un rostro árabe, un chico, y quiso arrebatarle la vida”. La Justicia decretó prisión preventiva por homicidio voluntario para el autor del disparo.
La situación también amenaza con colarse en el Tour de Francia, la prueba ciclística que constituye uno de los eventos deportivos más importantes del país.