Tras su designación como nuevo arzobispo de La Plata, donde reemplazará a Víctor Fernández, quien pasa a estar al frente del Dicasterio para la Doctrina de la Fe del Vaticano, monseñor Gabriel Mestre, manifestó , en rueda de prensa, que “por un lado, experimento la gran alegría de aceptar una nueva y mayor responsabilidad por lo que estructuralmente significa ser arzobispo y, particularmente, arzobispo de La Plata, donde está la capital de la provincia más importante de nuestro país, un lugar de mucha tradición histórica y, a la vez, por otro lado, el desgarrón de dejar Mar del Plata no lo puedo negar y lo confieso públicamente”
Acto seguido, confesó que “en tres momentos, me largue a llorar porque realmente es un desgarrón, soy marplatense y me tocó la dicha de ser pastor de la ciudad y la Diócesis donde nací, crecí y madure. Así que es un desgarrón pero lo acepto con muchísima alegría por cumplir la voluntad de Dios y porque, también, de corazón quiero a la ciudad y a la Arquidiócesis de La Plata, donde durante ocho años estudie y me forme para ser sacerdote”, añadiendo que “tal vez las decisiones más importantes de mi vida se tomaron en el contexto de estar presente en la ciudad de La Plata”.
Asimismo, precisó que “de Mar del Plata me voy a despedir el sábado 9 de septiembre a las 16 con una misa que realizaremos en la Catedral, y la semana siguiente, el sábado 16 de septiembre, a las 16, voy a estar asumiendo como Arzobispo en la Catedral de la ciudad de La Plata”
“Una vez que yo asumo formalmente, los sacerdotes van a tener que elegir posiblemente un administrador interino, que estará durante el resto de septiembre y estimo que a finales de octubre o noviembre posiblemente ya esté nombrado el Obispo de Mar del Plata, con el proceso de consultas que hace la Nunciatura y manda los informes a la Santa Sede de la Congregación de Obispos y, en función de esto, sale el nombramiento del Obispo de Mar del Plata como se hizo en el momento en que fui yo elegido hace seis años atrás”, concluyó.