El Gobierno Nacional acordó este viernes con las petroleras la importación de 10 barcos con combustibles para paliar el faltante. Además, “se van a terminar las paradas técnicas en los próximos 10 días y se aumentará la capacidad de refino de las principales refinerías del país. En los próximos días se solucionarán las faltantes”, según informaron desde la Secretaría de Energía.
La falta de producto para las estaciones de servicio se agudizó en los últimos días en el interior del país, sobre todo en las provincias del norte y centro y en ciudades importantes como como Mar del Plata. En Bahía Blanca varias estaciones de servicio suspendieron el expendio. Una situación similar se registra en La Plata, Córdoba y Corrientes.
El abastecimiento de las estaciones de YPF, que controla el 60% del mercado, se resintió porque la demanda se trasladó a la compañía con mayoría accionaria estatal, que tiene los precios mucho más baratos que sus competidores como Raízen (que comercializa la marca Shell), Axion Energy y Trafigura (marca Puma).
El escenario de fondo tiene que ver con el congelamiento de combustibles que acordó el ministro de Economía y candidato a presidente, Sergio Massa, con las petroleras. El acuerdo es de palabra y es hasta el 31 de octubre. Pero la situación es más compleja para el sector. Luego de las PASO y la devaluación de 22%, el canal minorista de las estaciones de servicio aumentó un 12,5% los precios de los combustibles, pero al mismo tiempo el canal mayorista (quedó fuera del acuerdo) subió 25%.
Esto generó que los sectores del agro y el transporte, que se abastecen en el canal mayorista, se crucen de canal y compren en el minorista (hoy más barato) para acopiar a un precio que quedó lejos de la inflación. Hace algunas semanas, Massa trató de “pícaros” a los sectores del agro que compran combustible para acopiar y prometió combatir esta práctica. También cuestionó las subas que se generaron en las estaciones de servicio denominadas “blancas”, que compran combustible a las petroleras pero que no forman parte del acuerdo de congelamiento de precios.
Barcos
La situación se había agudizado en los últimos días porque el BCRA se venía negando a destinar dólares para que las petroleras puedan importar combustible. Incluso esta semana hubo buques con cargamento esperando en el Río de la Plata pero que no lo descargaban porque no había divisas para pagar el cargamento, como informó el medio especializado EconoJournal.
Devaluación, inflación y precio del crudo
La devaluación y la inflación impactan directo en los combustibles. La corrida cambiaria previa a las elecciones del 22 de octubre provocó una nueva ampliación de la brecha entre el dólar blue y el tipo de cambio oficial. La inflación de dos dígitos, como se registró en los últimos dos meses, también impacta en el atraso del precio de los combustibles.
Pero la suba del precio internacional del barril de petróleo tipo Brent (referencia para el mercado argentino) significa más presión a las naftas y el gasoil en el país. Este viernes el barril se ubicó cerca de los 90 dólares en la Bolsa de Londres, cuando el precio local que compran las refinadoras es cercano a 60 dólares.
En síntesis, hay casi 30 dólares de diferencia con la paridad de exportación (lo que reciben las petroleras por cada barril exportado). Mayor es la brecha, más presión sobre los precios. Cerca del 60% del precio de los combustibles está compuesto por lo que vale el crudo.
Lo mismo sucede con la paridad para importar. Como el parque de refinación no alcanza para abastecer la oferta, la Argentina necesita comprar todos los años un porcentaje importante para su consumo, por eso trae barcos extranjeros con combustibles, muchas veces a pérdida, como ocurrió con YPF en 2022 con la crisis de faltante de gasoil.
El triunfo de Unión por la Patria el domingo pasado generó un freno en la volatilidad cambiaria (el contado con liquidación bajó más de 20% en cuatro días y hoy cotiza en 874 pesos), aunque la presión sobre los surtidores se mantiene por el congelamiento del precio en las pizarras en un contexto de fuerte inflación.