El Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) determinó que la discoteca Bruto de Playa Grande, en Mar del Plata, ha discriminado a la tucumana Sofía Ortiz Andrada el 21 de enero de 2021.
En la resolución, el Inadi concluyó que “existen elementos suficientes que permitan tener por acreditado los hechos denunciados y que constituyen una conducta discriminatoria encuadrable en los términos de la Ley Nº 23.592”.
“Estando debidamente notificado, el denunciado no se presentó hasta la fecha de la audiencia testimonial. Con presentó tacha de los testimonios ofrecidos, con manifestaciones abiertamente infundadas y tergiversando las declaraciones efectuadas”, indicó el Instituto.
La definición del organismo nacional se oficializó el 11 de octubre pasado, luego de casi tres años de tramitación y audiencias a partir de la denuncia de la joven.
Se trata del caso conocido en el verano de 2021 y que tomó trascendencia en Tucumán y en los medios del país. Ortiz Andrada denunció ante el Inadi que había asistido, junto con unas amigas, a la discoteca Bruto. En su presentación, señaló que la discoteca había confirmado, por medio de la aplicación WhatsApp, la reserva para 10 personas para asistir al lugar.
Cuando llegó su turno en la fila, no le permitieron el ingreso al local con diversas excusas. Ante el organismo, la chica describió que la persona encargada de la entrada se había retirado del ingreso para consultar y con posterioridad le comunicaría que no podía acceder, al argumentar que el lugar era para mayores de 21 años. La denunciante aclaró que tenía 24 años y como prueba exhibiría su documento de identidad.
Ortiz Andrada esperó aproximadamente 20 minutos más en la entrada del local. Relató que el mismo empleado se acercó a ella nuevamente y le dijo que no podría ingresar porque ya había expirado la hora de ingreso libre, que era hasta las 18. Frente a esa última evasiva, la tucumana comunicó que abonaría la entrada, pero una vez más le indicaron que debían consultar y la dejaron esperando para finalmente informarle que no podía ingresar ni aun pagando la entrada, según consta en el caso del Inadi.
Ortiz Andrada sintió mucha angustia y lloró en la puerta del boliche Bruto. Contó que había sentido mucha impotencia, ya que otras personas llegaban y podían ingresar sin complicaciones en esos momentos.