El fiscal Alejandro Pellegrinelli luego de detectar una serie de inconsistencias y contradicciones en la declaración de Osvaldo Acevedo (35), que se identificó como casero de la propiedad que Garrido (66) tenía en el paraje El Boquerón, resolvió imputarlo por el homicidio. De todas maneras, hasta que le practiquen una serie de pericias, permanecerá en libertad.
Se supo luego que la relación entre el ex piloto y Acevedo comenzó a ser conflictiva a comienzos de este año, no solo por cuestiones laborales: la ex pareja de Garrido, empleada en un geriátrico, habría comenzado una relación con el casero.
En medio, la mujer y Garrido se habían cruzado denuncias que impulsaron en la Justicia órdenes de restricción mutua.
El fiscal Pellegrinelli recogió desde el martes los testimonios de allegados al ex piloto. A la Unidad Funcional de Instrucción N° 5 también se presentó la mujer, pero no pudo brindar su declaración a causa de una crisis nerviosa. Acevedo había declarado que ella no estaba en la casa cuando ocurrió el asesinato.
Acevedo fue quien llamó al 911 en la noche del lunes, pasadas las 22.30, para denunciar el ataque de “un encapuchado” que no le dio chance de defenderse. Les dijo a los agentes que llegaron desde la Comisaría Octava que el golpe lo había dejado inconsciente, y que al despertar, descubrió el cuerpo de Garrido en la puerta de la casa.
Luego, los peritos de la Policía Científica descubrieron que el cuerpo de Garrido había sido arrastrado unos metros, no más de cinco, hasta el lugar donde fue hallado. Suponen los investigadores que quien lo hizo habría abandonado su intención por el peso del cuerpo de la víctima, un hombre corpulento.
La misma noche del hallazgo del cuerpo, los policías dieron con el coche de la víctima, un Citroen C4, que fue incinerado a metros de la propiedad, pero no en el mismo lote.
Hay un sembrado de maíz de unas 3 hectáreas entre el auto y la casa. Es decir que quien se encargó de quemarlo, primero lo condujo hasta la ruta 88, luego recorrió unos 500 metros y se internó en un camino vecinal.
“No quedó nada”, dijo una fuente del caso, y lo que intentan determinar ahora, a partir de pericias realizadas por Bomberos, es si se utilizó algún tipo de combustible para acelerar el proceso. El fiscal había contado a medios locales que se quemaron hasta las llantas, que eran de aluminio.
De los teléfonos de ambos, víctima e imputado, los investigadores no podrán más que reconstruir la información que puedan brindar las antenas, puesto que también fueron quemados.
Tales circunstancias, sumadas a la relación conflictiva que mantenían los hombres, que Acevedo reconoció en su declaración, fueron despejando hipótesis: la del robo, que se había manejado en un principio, no tenía asidero en tanto no hubo faltantes -al menos denunciados- de la propiedad y ni celulares ni el auto fueron un eventual botín.
Las motivaciones estarían entonces en el vínculo entre Garrido y Acevedo. Por lo pronto, el único imputado será sometido a una serie de pericias psicológicas y psiquiátricas, y se cotejarán su sangre y sus huellas dactilares con muestras halladas en la escena del crimen.