El mundo del boxeo perdió a uno de sus personajes más coloridos y emblemáticos, Oscar "Ringo" Bonavena. El boxeador argentino, que había enfrentado a algunos de los más grandes nombres del deporte, fue asesinado a los 33 años en un ajuste mafioso en Reno, Nevada, Estados Unidos.
La muerte de "Ringo" Bonavena ocurrió después de una larga y agotadora carrera en el ring. Nacido el 13 de septiembre de 1942 en Parque Patricios, “el Titi” comenzó su carrera en el boxeo en la década de 1960, cuando era un joven y fuerte pugilista que había ganado varios títulos nacionales. Su registro final como boxeador fue de 58 peleas ganadas, nueve perdidas y un empate.
En 1970, "Ringo" tuvo una oportunidad de oro cuando se enfrentó a Muhammad Alí en un combate por el título mundial de los pesos pesados. La pelea fue en el mítico Madison Square Garden de la ciudad de Nueva York. Aunque Bonavena no pudo vencer a Ali, su desempeño fue descrito como “impresionante” y “heroico”. Muchos aficionados al boxeo reconocieron que Ringo había demostrado ser un adversario digno y valiente para el campeón mundial.
Después de su pelea con Ali, Bonavena continuó luchando para mantenerse como celebridad. A menudo, era conocido por sus modales rudos, su carácter prepotente y su comportamiento fuera del ring, que incluía romances apasionados y encuentros con la ley. Para muchos fanáticos, la de Bonavena era una figura atractiva y fascinante, un verdadero rebelde que desafiaba las normas del deporte... y de la vida.
Para 1976, "Ringo" llegó a la costa oeste de EE.UU. acompañado por un amigo, “El Gordo” Morales, de vínculos con la farándula. Iba detrás de la revancha: quería hacer todo lo posible por volver a enfrentar a Ali y vencerlo. Pero la situación estaba complicada: su calidad estaba en notoria caída, con derrotas ante colosos como Floyd Patterson y Ron Lyle.
Joe Montano, un promotor puertorriqueño vinculado a la mafia yanqui, fue quien lo contactó y le prometió el sueño de ir por otra pelea con Ali a cambio de un cachet de 20.000 dólares. Pero en el país del norte, las cosas cambiaron. El nuevo representante del argentino resultó ser Joseph “Joe” Conforte, un siciliano de 57 años que regenteaba, en las afueras de Reno, el Mustang Ranch. Debido a sus cuentas pendientes con la Justicia, el establecimiento figuraba a nombre de su esposa, Jéssica Burgess de Conforte, apodada “Sally”, una madama de 59 años, lisiada por un accidente de tránsito.
La única pelea de "Ringo" en Las Vegas tuvo lugar el 26 de febrero de 1976 ante Billy Joiner, una deslucida victoria con un ring descontrolado con un escenario de champagne, millonarios y prostitutas. A Bonavena no le gustó el show, y menos a su representante, que perdió dinero. El vínculo fue tan problemático con Joe, que éste fue quien empujó el crimen.
En el plano personal, y con el apoyo de Sally, Ringo llegó a casarse con Cheryl Rebideaux, una de las empleadas del burdel que frecuentaba. Era mera conveniencia para conseguir la ciudadanía, se decía por entonces. El argentino estaba solo, sin dinero, sin un rumbo claro y con su visa vencida. Cheryl no era una chica cualquiera: era cortejada por el guardaespaldas de Conforte, William Ross Brymer.
No era el único problema marital para Ringo, aún no divorciado legalmente de esposa Dora Raffa. Era un secreto a voces que mantenía una relación sentimental con Sally (quien lo doblaba en edad) y en Nevada, además, corría el rumor de que pretendía quedarse con el Mustang Ranch. Esto desató la ira de Conforte e hizo trizas el vínculo entre ambos, ya por entonces tenso.
Seis días antes de su muerte, Bonavena había denunciado que la casa rodante en la que vivía, que había sido comprada por Sally por 12.500 dólares y estaba estacionada en las afueras del Mustang Ranch, fue incendiada intencionalmente. Sin documentación, Ringo buscaba entonces cómo volver a Argentina.
De acuerdo con el periodista Ezequiel Fernández Moores en su libro “Díganme Ringo”, la madrugada del 22 de mayo de 1976 Bonavena se presentó en la entrada del burdel en el que dormía y tenía sus oficinas Conforte. Bajó de su auto con un cigarro toscano en la boca.
Una reja perimetral, dos torres de vigilancia y cuatro hombres armados con la orden taxativa de no permitirle ingresar eran motivos suficientes para no intentarlo, pero Bonavena estaba decidido a ver al mandamás. En una de sus botas llevaba una pistola calibre 38. El boxeador argentino discutió con John Coletti, uno de los guardaespaldas de Conforte. Cuando el intercambio subió demasiado de tono, entró en escena, fusil en mano, Bryme. Éste le partió el corazón a Ringo a las puertas del burdel de Nevada. El rey de Parque Patricios cayó de espaldas junto a su auto, sin vida.
La despedida a "Ringo" fue multitudinaria. Gracias a gestiones de su hermano Vicente, el cuerpo fue velado en Buenos Aires una semana después del crimen, en el estadio Luna Park que lo había visto brillar y crecer en el cuadrilátero. Unas 150.000 personas se acercaron para participar de la ceremonia y expresar sus condolencias. Finalmente, el boxeador fue sepultado en el cementerio de la Chacarita.
En tanto, Conforte pagó la fianza de su ladero asesino que se estipuló en 250.000 dólares. Brymer finalmente pasó apenas 15 meses en prisión por el asesinato de Ringo. En 1985 volvió a la cárcel por “venta de la droga Valium a un agente encubierto de la policía”. Salió en 1991, pero después estuvo tras las rejas por violar su condicional en 1995 y un año más tarde otra vez recuperó su libertad. El asesino dejó de existir en junio de 2000.
Si bien nunca hubo una confirmación oficial, los múltiples rumores indicaron que Conforte murió en marzo de 2019 en Río de Janeiro, Brasil. Pero su biógrafo no lo dio como dato certero ni tampoco hay certificado de defunción.