Fieles católicos de las distintas parroquias y capillas de Mar del Plata se congregaron la tarde del sábado en la Iglesia Catedral, donde participaron de la celebración del Corpus Christi. La misma comenzó con la Misa que presidió el administrador apostólico de la diócesis, monseñor Ernesto Giobando, y continuó con la procesión por las calles del centro, en la que la Eucaristía fue llevada en la custodia como signo público de fe y devoción en la presencia real de Jesús en ese sacramento.
Abanderados y escoltas de los distintos colegios católicos, niños y adultos con estandartes de las distintas comunidades, dieron especial colorido a la celebración y a pesar del frío recorrieron varias cuadras entre oraciones y cantos.
Monseñor Giobando citó en la homilía al joven beato Carlo Acutis, “el apóstol de internet” quien será próximamente canonizado por el papa Francisco: “Mucha gente, según creo, no comprende verdadera y profundamente el valor de la Santa Misa, porque si se diera cuenta de la gran fortuna que el Señor nos ha dado, dándose como nuestro alimento y bebida en la Hostia Santa, iría todos los días a la Iglesia para participar de los frutos del Sacrificio celebrado, y renunciaría a tantas cosas superfluas”.
Asimismo, el Administrador Apostólico se refirió al Evangelio y relató que “los discípulos le preguntan a Jesús dónde quiere que preparen la cena pascual. El Señor da una serie de indicaciones: la ciudad, un hombre con un cántaro de agua, la habitación de arriba preparada para la cena…una cena que no se improvisa, se prepara, como también nosotros tenemos que preparar la Eucaristía”.
“La celebramos fundamentalmente en un templo, donde todo está dispuesto, pero a veces se celebra en otros espacios: en una plaza, en la montaña, en la cárcel, en un hospital, en medio de las casillas de los más pobres, en el Hogar de Cristo. Otras veces en las casas para fortalecer y consolar a un enfermo o en el cementerio para rezar por nuestros difuntos. En realidad, donde hay una necesidad que requiere la presencia y la fuerza de la Eucaristía, con las debidas disposiciones, podemos celebrar este misterio de la fe”, agregó.
Y finalizó “en estos lugares el Señor se hace presente y el mismo se transforma en alimento. De allí la necesidad de recibir la Eucaristía como el alimento de nuestro amor cristiano”.