En los primeros cinco meses del año, el consumo promedio por habitante de carne vacuna en el país fue de 44 kilos anuales, un 15,9% por debajo de lo registrado para el mismo lapso en 2023. Por peso, la caída de la ingesta fue de 8,3 kilos. Exceptuando los primeros cinco meses de 2020, se trata del volumen más bajo de los últimos 30 años.
La información surgió de un relevamiento de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA).
Por qué cayó el consumo de carne
La entidad, en un informe, puntualizó que la brutal caída del consumo ocurrió pese a una desaceleración de precios. Los valores de la carne vacuna subieron en mayo último 2,4%. Estuvieron así muy por debajo del 4,2% de aumento general del costo de vida y del 4,8% de incremento de los “Alimentos y bebidas no alcohólicas”; ambos informados el jueves pasado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (INDEC).
El reporte de la CICCRA señala que, al comparar los precios de mayo último con los de igual mes de 2023, el alza fue de 283,9%. El máximo incremento correspondió a la carne picada común, cuyo valor subió 307,8% en los últimos doce meses; y el mínimo, al asado, con un alza de 259,7% interanual.
En términos interanuales, el incremento promedio de precios de los cortes vacunos fue inferior a la suba del valor promedio de la hacienda en pie (297,2%) y estuvo apenas por arriba del nivel general de precios al consumidor difundido por el INDEC (276,9%).
El presidente de la CICCRA, Miguel Schiariti, en el reporte estimó que la desaceleración de precios registrada “en el mostrador de las carnicerías” y la fuerte caída de ventas respondieron a “la significativa contracción que registró el poder adquisitivo de las familias en el último año”.