El Gobierno Nacional resolvió postergar los aumentos de gas, luz y combustibles que estaban previstos para julio próximo. Así dejaron trascender desde el Ministerio de Economía en la noche de este jueves.
El objetivo de la medida, según dijeron fuentes oficiales a Noticias Argentinas, es evitar que haya presiones adicionales sobre el costo de vida debido al impacto que hubiese generado en las facturas tanto de hogares como de comercios e industrias.
En el caso de luz y gas, la decisión afecta a empresas que prestan los servicios de transporte y distribución de energía cuya suba estaba estipulada para mejorar los márgenes económicos y destinar fondos a inversiones en el sector.
En el caso de los combustibles, el aumento estaba atado a la actualización de un impuesto sobre el que estaba previsto una suba en torno al 115% y cuyo impacto en el surtidor se estipulaba que podía llegar hasta un 18% en las estaciones de servicio.
Con las medidas, el Gobierno busca no recalentar el proceso de baja de la inflación que se viene registrando en los últimos meses, pero sobre la que los especialistas especulaban que tendría un rebote precisamente por los ajustes de tarifas que tuvieron como objetivo bajar el gasto público en subsidios en vías de alcanzar el equilibrio fiscal.
La decisión se tomó, en principio, sólo para las tarifas de julio con la intención de sostener la recuperación del poder adquisitivo de la población. La medida se establece para los consumos hogareños del mes que viene y, dependiendo de la fecha de facturación, en principio la mayoría de los usuarios lo pagarían en agosto.
En esa línea, por las tarifas de gas los usuarios pagarán exactamente lo mismo que en junio, siempre y cuando su consumo sea igual. Para el mes en curso, aumentos en el cuadro tarifario establecido del gas de 9,2% para el segmento N1 (mayores ingresos), de 33% para N2 (bajos ingresos) y de 10% para N3 (ingresos medios).
Mientras que en lo que respecta a los combustibles, se especulaba de antemano que el Gobierno no avanzaría de lleno con el aumento sobre el impuesto mencionado ya que hubiese significado un fuerte salto debido a que debía actualizar todos los períodos en un solo mes.
De todas formas, la intervención sobre la nafta y el gasoil no es nueva, ya que en mayo la administración libertaria había decidido postergar la actualización de los impuestos sobre los combustibles líquidos y el dióxido de carbono, buscando tener menor impacto en la inflación, alterando el cronograma mediante el decreto 466/24.