A medida que la inflación hace pedazos los ingresos de quienes menos tienen, la actividad de los cartoneros crece al compás de la pobreza y aparece cada vez más como una opción para “zafar el día” y los carros tirados por caballos, por una bicicleta, por una moto o a tracción humana van ganando espacio en las calles de la ciudad.
Pero la recesión y la caída del consumo perjudican directamente al sector que trabaja del reciclaje urbano. A raíz de la crisis económica y un menor consumo generalizado en la población, hay menos material disponible para su recuperación, en contraposición a un aumento en la cantidad de personas que, por necesidad, comienzan a desempeñarse como cartoneros.
Los cartoneros y recuperadores urbanos consultados por Cazador de Noticias aseguran que en los últimos meses “hubo menos basura”, también agregaron que “el año pasado juntábamos una pila enorme” de cartones, pero que ahora “está más difícil, y para colmo el precio del cartón sigue bajando. Lo vendíamos a $270 el kilo y en dos meses se fue a $140 y ahora $125”.