El Obispado de Zárate - Campana decidió desplazar al sacerdote Javier Olivera Ravasi, el religioso que organizó la reunión de diputados libertarios con represores en Ezeiza, debido a que “en reiteradas ocasiones se recibieron numerosas quejas fundadas por sus expresiones y actitudes”.
“Dado que en reiteradas ocasiones se recibieron en este Obispado numerosas quejas fundadas por sus expresiones y actitudes, que se oponían al testimonio cristiano -máxime proviniendo de un sacerdote-, se le pidió un cambio de actitud y comportamiento en su proceder”, informaron.
“Al no observarse hasta el presente el cambio requerido en su actitud, y teniendo en cuenta que el mencionado sacerdote no pertenece a esta Diócesis de Zárate-Campana así como por el bien de la comunidad diocesana, hechas las consultas pertinentes, se le ha comunicado que en adelante no tiene autorización para residir en esta Diócesis”, agregaron.
La comitiva de seis legisladores libertarios que se reunió con represores en el penal de Ezeiza, entre los que destacaba el ex militar de la Armada, Alfredo Astiz, generó un gran revuelo.
La diputada Rocío Bonacci, una de las integrantes, reveló que la visita contó con el visto bueno de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
“Esto tenía un okey de Patricia Bullrich”, afirmó la diputada de La Libertad Avanza.
Incluso, argumentó que algunos protocolos de estricta seguridad que se realizan en una visita a las cárceles fueron pasadas por alto.
“Simplemente nos abrieron la puerta, ingresamos, conversamos, nos recibieron muy cordialmente y los diputados teníamos todos nuestros teléfonos”, contó.
“Fue todo muy irregular. De hecho, ingreso al pabellón consciente de que me iban a tantear los bolsillos, que me iban a pedir el teléfono y más datos y no pasó”, sostuvo a semanas de la visita.
Sus dichos contradicen la versión oficial que sostiene que se trató de una acción personal de los diputados, desconocida por el Poder Ejecutivo de la Nación.
A horas de que la foto de los legisladores junto a Astiz, Ricardo Cavallo y Raúl Guglielminetti, entre otros represores, salió a la luz, la legisladora -que decidió no participar del retrato- acusó a su compañero de banca Beltrán Benedit de ocultar el verdadero propósito de la visita al penal.
“Nací en el 96, había muchos reclusos que a nadie le sonaban. Cuando me plantean que nos estaban esperando, fui la primera en saltar y comunicárselo a mis compañeros”, se escudó.
“Le comuniqué a Beltrán que no me iba a poner a defender este proyecto que tira a la basura 40 años de democracia”, enfatizó además Bonacci y completó: “No merecen que gastemos nuestro tiempo. Fueron horas desagradables. No me quedó otra que quedarme ahí, en un momento de la reunión pedí retirarme y me pidieron que esperara para salir todos juntos”.
Según contó la libertaria, decidió no participar activamente de la visita, a pesar de que permaneció en el penal de Ezeiza y señaló que el objetivo de la delegación era “comunicarse con los genocidas para armar una especie de proyecto”.