De acuerdo a lo que puntualiza el trabajo, titulado Trazando el Camino: Privaciones Estructurales, Avances y Desafíos en los Derechos de la Infancia y Adolescencia, se trata de las cifras más altas registradas desde el año 2010. El informe destaca que entre 2011 a 2023 se registró un aumento de la cantidad de hogares y personas con problemas para acceder a una canasta básica alimentaria o total. “El esfuerzo de los hogares y la cobertura de las políticas públicas han tenido un papel crucial en la mitigación de la pobreza, pero persisten desafíos estructurales en la economía que requieren atención, y que ejercen un fuerte impacto en las estructuras de oportunidades de los hogares y sus miembros niños, niñas y adolescentes”, se lee en el estudio.
Además, el informe incluye un índice de pobreza multidimensional, en el que “se seleccionan seis dimensiones de derechos: alimentación, saneamiento, vivienda, salud, información y estimulación/educación”. En base a dichas variables se estableció que el 56,3% de los chicos y adolescentes fue, en términos multidimensionales, pobre el año pasado. El 16,1% sufre pobreza multidimensional de manera severa, y 16,2 sufre indigencia monetaria infantil, cifras que eran mayores en 2010.
“En este sentido, estamos en presencia de mejoras, particularmente en la pobreza multidimensional medida de acuerdo con el umbral severo. Esto es debido a los avances en indicadores del hábitat como el hacinamiento y la calidad de la vivienda y en materia de escolarización”, advirtieron desde el Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la UCA.
El informe también arroja como dato que el 32,2% de los chicos y adolescentes en la Argentina Urbana actual sufren inseguridad alimentaria. Este índice se mantuvo estable en cerca del 20 % entre los años 2010 y 2017. En 2018 escaló a un tercio de la población infantil. En 2023, quienes padecen inseguridad alimentaria severa representaron el 13,9%.