Una mujer convertida en mamá por segunda vez. Una mujer con un deseo para esa bebé, que la llevó a crear guirnaldas de hilo. Una mamá que por la belleza de sus diseños devino en emprendedora y hoy, siete años después, está al frente de una de las pymes que más crece en la ciudad.
Muriel Somaruga es Muny, responsable junto a su hermano Nahuel de “Yo lo quiero”, el cotillón premium de Mar del Plata que mudó su sucursal de Juan B Justo a plena zona Güemes.
Desde hace una semana, es imposible pasar por Alberti 1537 y no deslumbrarse por los colores, las luces y todo lo que desde los grandes ventanales se puede admirar y fantasear con cumpleaños y celebraciones varias.
“Es un hijo más desde el inicio”, dice Muny sobre su comercio que hoy imprime “un desafío muy grande y hermoso pero tenés que saber llevar estos pasos. Le dedicás el mismo tiempo o más que a tu propia familia para salir adelante, cumplir y mostrar el amor por lo que tenemos”.
Justamente por amor nació “Yo lo quiero”: “Ya era mamá de Danna y cuando Abby tenía un año en 2016, empiezo a hacer unas guirnaldas de hilo que no había en Mar del Plata y salían muy caras traerlas de Buenos Aires, no las podía comprar. Luego, todo el mundo me empezó a decir lo lindas que me quedaron, así que me animé y cree Malibú Deco”. Empezó a venderlas junto con veladores en el negocio de artículos de limpieza de una amiga y por redes. Luego queda embarazada de su tercera hija, Pía, y sumó artículos de diseño tipo regalería. “Así nos decidimos a abrir un local muy chiquitito que ya se llamó Yo Lo quiero, porque cada vez que hacía mis guirnaldas la gente etiquetaba a alguien y ponía “yo lo quiero” para que se las compren”, confía. Fue en San Martín entre España y Jujuy.
En esa dirección es que esta mamá remándola con las dos peques, se encontró con la pandemia que fue “terrible. Me acuerdo de palabras de proveedores que me decían “si pasas la pandemia vas a pasar todo”. Y tuvieron razón. Fue muy dificil, estuvimos con el local muchos meses cerrado, en algunos momentos me escapaba con el auto a hacer envíos a domicilio para subsistir”.
Pasó esta etapa tan compleja para el mundo del comercio y hoy es una de las pymes que más boca en boca tiene. Y no está sola: desde el vamos la acompaña Nahuel, su hermano, "que es el que pone la estética y el que tiene el buen gusto (risas). Yo me encargo más de la parte administrativa, los proveedores, obsesionarme con los productos que quiero nuevos”.
“Yo lo quiero” es una empresa familiar que sigue creciendo en la ciudad, con equipo y en una zona nueva que implica desafío como es Güemes: “Le pusimos todo y más. Hay mucho esfuerzo y mucho amor en todo lo que hemos hecho. Luego de tantos años llegamos a una zona que es muy difícil poder hacerlo. Y contar con el Intendente en la inauguración, de sorpresa, fue muy importante porque tiene que ver con el valorar el trabajo detrás de una pyme, de un pequeño comercio. Es un orgullo muy grande, porque nos han acompañado con las habilitaciones con la mejor predisposición, uno a veces está perdido para hacer esos trámites”.
Así Muny, Nahuel y todo su equipo emprende un nuevo camino, apostando a seguir creciendo pese a las vicisitudes y con su local de Belgrano 3134 también, que desde hace cinco años se convirtió en el que conquistó al público que hoy, cada vez que busca cotillón y ambientaciones acordes a sus sueños, piensa en “Yo lo quiero”