“Hay que dejar de patalear. Hay que ponerse a construir.” Esta fue una de las frases centrales del discurso de Máximo Kirchner en el multitudinario acto que encabezó en el Club Atenas, en La Plata, bajo el lema “Armar de nuevo”.
En su alocución, el presidente del Partido Justicialista (PJ) bonaerense y líder de La Cámpora describió la situación actual del país bajo el gobierno de Javier Milei y realizó un repaso de los aciertos y errores del peronismo en los últimos gobiernos.
“Quieren convencernos de que la única manera de que el país se desarrolle es que el pueblo viva de manera indigna. Pero, si un pueblo vive de manera indigna, no hay país”, dijo el diputado.
Kirchner diagnosticó como “distópico” este presente en el que “el Congreso argentino vota leyes como el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), como si la única manera posible de desarrollar nuestro país fuera entregando los recursos naturales”.
“Es imposible que los argentinos y las argentinas de bien acompañen un saqueo”, dijo Kirchner, y subrayó que “hay que salir a buscar” a esos argentinos.
“Esa convocatoria que tenemos que hacerles a muchos argentinos es para imaginar un futuro juntos”, enfatizó.
Pero Máximo le dedicó la mayor parte de su alocución a los avatares del peronismo y sus internas.
“Muchas veces algunos compañeros y compañeras se confunden y piensan que lo único importante son los lugares. Y lo que hay que entender es que si yo puedo estar acá hablando, convocando a pensar, es porque miles de ustedes todos los días laburan, estudian, se esfuerzan y le dedican un tiempo a construir para los demás”, sentenció.
Sin nombrar al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, cuestionó también a “dirigentes con importantes cargos que creen ser víctimas”.
A Daniel Scioli, ex candidato presidencial ungido por la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, sí lo nombró. Le criticó que aunque se atribuyó su derrota electoral a que las bases no habían militado su candidatura, en realidad “el problema fue que él nunca militó”.
Elogió, en cambio, a Mayra Mendoza, intendenta de Quilmes, y al hoy senador Eduardo “Wado” de Pedro, que iba a ser precandidato de Unión por la Patria (UxP) pero finalmente no lo fue; y reservó los mayores elogios para su madre, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
“Podrán, a fuerza de pauta, decir que nosotros siempre fuimos el factor de división. Yo quiero que me muestren un solo dirigente que haya dejado su lugar para garantizar la unidad como lo hizo Cristina”, conminó. “Sería bueno que, en vez de pedirle autocrítica a la compañera, la empiecen a hacer ellos. No tiene nada de malo equivocarse; el problema es la soberbia de no reconocerlo.”
“Hay muchos dirigentes que no se la bancan (a Cristina). No se la bancan porque labura, no se la bancan porque trabaja todos los días y porque no tiene miedo. Y uno de los problemas que tenemos hoy en el peronismo es que hay dirigentes con miedo”, afirmó Máximo Kirchner.
Durante el gobierno de Alberto Fernández, algunos entre las propias filas “le picaban la cabeza al presidente diciéndole que tenía que pelearse con Cristina. Pero él también dejaba que se la piquen”, dijo el líder camporista. “Algunos de esos se han reciclado en la provincia de Buenos Aires. Son los mismos que hoy lo desconocen y miran para otro lado.”
Kirchner también se refirió al momento actual que atraviesa el justicialismo y lanzó algunas advertencias.
“No hay que apresurarse, hay que ir paso a paso como decía Mostaza”, les recomendó a quienes suponen que Cristina no debería hablar públicamente “porque eclipsa a otros dirigentes”.
También advirtió sobre el peligro de forzar una unidad artificial. “No es la unidad por la unidad misma. La unidad tiene objetivos”, dijo Kirchner, que señaló que hubo “posicionamientos infantiles” y “resentimientos infundados” que dinamitaron el gobierno del Frente de Todos.
Y finalmente, señaló también los males de los acuerdos de cúpulas. “Hay que construir desde abajo, desde el pie. Acuerdos desde arriba ya los probamos y nos fue mal”, recordó.