El clásico -amistoso- del básquet de Mar del Plata entre Peñarol y Quilmes no llegó al final, porque a falta de dos minutos para el final ambas parcialidades se cruzaron en las tribunas del Polideportivo Islas Malvinas, donde hubo golpes de todo tipo y hasta volaron butacas.
Hasta ese momento había sido un gran espectáculo de básquet, donde el Cervecero se imponía con cierta claridad por 63 a 48. Sin embargo el ambiente se caldeó y no hubo pulmón ni cordón policial que impida que se intercambiaran golpes entre hinchas de ambas parcialidades e incluso alguna que otra butaca y silla voló entre las tribunas.
Rápidamente, lo que era una fiesta terminó con la acertada decisión del árbitro de partido de suspender las acciones antes de que la escalada de violencia llegase a mayores.