La maternidad no es siempre un momento hermoso y placentero, sino que tiene una carga de estrés para todas las mujeres. La responsabilidad de cuidar y crear un vínculo afectivo sano para el desarrollo de los hijos muchas veces se hace en soledad. Maternar en un contexto vulnerable, con un embarazo adolescente, con menor escolaridad, con mayores problemas de vivienda y de inserción laboral, vuelve a la madre más vulnerable.
En el marco del Día de la Madre, la Universidad Austral difundió un nuevo informe sobre los distintos factores que incrementan el estrés maternal potenciando la vulnerabilidad. El primer indicador advierte sobre la maternidad temprana: el 20% de las madres del nivel socioeconómico más bajo tiene entre 15 y 19 años, mientras que en nivel más alto es de 1,3%.
La investigación del Observatorio del Desarrollo Humano y la Vulnerabilidad (ODHV) toma como base un reciente estudio científico propio de fuente primaria de madres argentinas en sectores vulnerables y no vulnerables, de acuerdo a los quintiles socioeconómicos y niveles educativos.
Maternidad temprana
El porcentaje de las madres menores de 20 años bajó en los últimos 10 años (13,7%0 Censo 2021), pero la proporción es casi seis veces mayor en adolescentes con bajo nivel educativo.
En Argentina, los embarazos no intencionales de niñas y adolescentes de sectores vulnerables impactan en la posibilidad de terminar la escuela y en poder conseguir un trabajo para subsistir. El 17% de las madres menores de 20 años en contexto vulnerable no terminaron el Secundario, mientras que este porcentaje se reduce a 3% en las madres que si lo finalizaron, según la UA.
El nivel educativo y la edad se vuelven factores de mayor vulnerabilidad para la madre que repercuten en los niveles de estrés, afectando su salud y bienestar. A menor edad, en el sector vulnerable, se incrementa la probabilidad de convivencia prematura.
Un 3,3% de niñas menores de 15 años reportaron haber tenido un hijo nacido vivo, dentro del sector más pobre (primer quintil) ante el 0,2% del sector más rico (quinto quintil). Los inicios sexuales, entre los 8 y los 15 años, y las convivencias prematuras, están altamente asociados al incremento de la vulnerabilidad de la mujer.
Maternidad y Salud
El acceso a la salud está directamente relacionado con la maternidad temprana en contextos de vulnerabilidad, ya que sólo tienen un seguro de salud, Obra Social, PAMI o Prepaga sólo el 24,50% de estas mujeres contra el 71,60 % del sector no vulnerable.
La falta de nivel educativo y del acceso a la salud de las madres en contextos vulnerables impacta en las condiciones en que nace el niño, por la pérdida del niño y la vida futura de la mamá. En el sector vulnerable, el fallecimiento de hijos en la infancia llega al 6,10%, mientras que en el sector no vulnerable es de 1,60%, según el informe.
María Sol González, Becaria Doctoral del Conicet con sede en el Instituto de Ciencias para la Familia de la UA, aseguró a C5N, sobre maternidad y salud en contexto vulnerable, que “se necesita un sistema público de salud preparado para atender las demandas de estas niñas, adolescentes y mujeres”.
En este sentido, remarcó que las madres adolescentes pobres llegan al final del embarazo sin control prenatal. “Un programa de acompañamiento de las embarazadas de un municipio del conurbano registró que 6 de cada 10 mujeres llegaron al parto sin control”, destacó la investigadora.
Participación del padre
Las tareas de crianza de los padres es más baja en los sectores vulnerables en comparación con los no vulnerables. En la última consulta pediátrica para acompañar a la madre el porcentaje de padres fue del 5,3 en contexto de vulnerabilidad y del 16,8 en no vulnerables, según el OVHD.
Además, los hogares monoparentales están a cargo de madres: 8 de cada 10 en sectores vulnerables. A este dato se añade que en su mayoría los progenitores varones no convivientes incumplen su responsabilidad parental, la llamada cuota alimentaria.
“El 68% de los progenitores no convivientes incumplen con la cuota alimentaria. Impacta en los niños y las madres que tienen que trabajar más horas por ser el único sostén”, según el Estudio por el Día de la Mujer del Indec.
Estrés maternal
Los niveles de estrés maternal, entendido por las reacciones psicológicas y fisiológicas por los cambios durante el embarazo y para dar respuesta a la demanda de la crianza, inciden en el estilo parental, incluyendo la frecuencia de implementación de castigos físicos: a más estrés la frecuencia de uso de este tipo de castigos aumenta.
Casi el triple de las madres del sector vulnerable ejerce el castigo físico a sus hijos, en relación a las madres del sector no vulnerable, según detalló el informe de la Universidad Austral. En el caso de las madres más jóvenes, esto se ve asociado a que pueden verse disminuidas en los recursos disponibles, tanto material como emocionalmente, y a la presencia de diversas fuentes de conflictos relacionales.
Los investigadores advirtieron sobre una incidencia significativamente negativa en el desarrollo de niños y niñas, y remarcaron: “Requieren un trato pacífico y se los debe guiar en vez de castigar, sino la violencia generará más violencia y es un círculo que no tiene fin”.
Se probó científicamente que el estrés maternal tiene un impacto significativo en las relaciones vinculares (de pareja y materno-filiales), en el bienestar familiar, en la salud integral de la madre y del niño y determinará los comportamientos y estilos parentales.
“Cuando la mujer se encuentra en situación socioeconómica y educativa baja, aumenta la desigualdad y vuelve a la madre más vulnerable. Es fundamental conocer los distintos factores que incrementan el estrés maternal potenciando la vulnerabilidad, a fin de poder dar respuestas eficaces”, concluyó la Universidad Austral.
Maternar en un contexto vulnerable
El Día de la Madre siempre es una buena oportunidad para reflexionar sobre lo que implica ser madre en Argentina, y lo perjudicial que es la pobreza para la madre adolescente y sus hijos. De acuerdo al informe de la Universidad Austral, hay factores que incrementan el estrés maternal potenciando la vulnerabilidad.
Es cierto que maternar nunca fue fácil y quienes lo hacen sin oportunidades de estudio, trabajo, salud, y sin ayuda parental tienen consecuencias físicas y psicológicas. Esto se agrava por la situación socioeconómica que impone el Gobierno, que desmantela las políticas públicas para prevenir y acompañar esta maternidad.
En Argentina, la mejora de los indicadores de la pobreza y la extrema vulnerabilidad es responsabilidad del que gobierna y es una gran deuda. La superación de estas brechas entre la maternidad en un contexto vulnerable y el no vulnerable debe darse desde lo legislativo, político y económico.
La mayoría de estas madres niñas y adolescentes no eligieron ser madres pero siguieron adelante con esta nueva realidad por un mandato social, porque no tienen otra cosa que les pertenezca más que sus hijos. La conciencia y responsabilidad que se les demanda socialmente es imposible de cumplir en un contexto de miseria y abandono.
Visibilizar la problemática de las maternidades vulnerables que necesitan protección y cuidado, para no “enloquecer” ante la falta de oportunidades, es parte de la tarea como comunidad, como pares, como seres humanos.