Tras más de dos décadas de negociaciones, la Unión Europea (UE) y el Mercosur anunciaron un nuevo acuerdo comercial que promete abrir un mercado potencial de más de 700 millones de personas. El anuncio se realizó este viernes en Montevideo y fue encabezado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, junto a los mandatarios de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. Sin embargo, el camino hacia la implementación definitiva enfrenta una férrea resistencia, principalmente desde Francia.
Un acuerdo político y económico
“Este es un acuerdo en el que todos ganan”, declaró Von der Leyen, destacando tanto los beneficios económicos como el simbolismo político del pacto. Según la presidenta de la Comisión Europea, este tratado representa una respuesta conjunta ante “vientos en dirección contraria, hacia el aislamiento y la fragmentación”. Además, subrayó que el acuerdo incluye disposiciones para garantizar que las inversiones respeten el patrimonio natural del Mercosur.
Por su parte, el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, se mostró optimista aunque cauto: “Un acuerdo de este tipo no es una solución mágica, es una oportunidad, y estará en cada uno de nosotros la velocidad que le demos a este acuerdo en nuestros países”.
El tratado no solo implica la eliminación de barreras arancelarias, sino también un compromiso mutuo en temas medioambientales y sociales. Según Von der Leyen, el acuerdo contempla salvaguardas para proteger a los productores europeos y sudamericanos, asegurando que las exportaciones e importaciones beneficien a ambas partes.
La oposición francesa: un obstáculo clave
A pesar del entusiasmo mostrado por los líderes del Mercosur y la Comisión Europea, Francia ha reafirmado su oposición al acuerdo. La ministra francesa de Comercio, Sophie Primas, calificó el tratado como “inaceptable”, argumentando que podría tener graves consecuencias para el medio ambiente y los sectores agrícolas europeos. “Un acuerdo de este tipo no es una solución”, enfatizó, comprometiéndose a resistir las siguientes fases del pacto.
Francia lidera un bloque de países dentro de la UE que podría dificultar la aprobación definitiva. Según las reglas comunitarias, el acuerdo requiere el respaldo de al menos 15 de los 27 Estados miembros, representando el 65% de la población del bloque, además de una mayoría simple en el Parlamento Europeo.
Un desafío para las próximas generaciones
En su discurso, Von der Leyen reconoció los desafíos que plantea la ratificación del acuerdo, pero llamó a los países miembros a pensar en las generaciones futuras. “Este es un buen día para el Mercosur, para Europa y un momento histórico. Toda una generación dedicó su esfuerzo a traer este acuerdo y hacerlo realidad”, afirmó.
Mientras tanto, los negociadores sudamericanos confían en que la UE logrará superar las resistencias internas. En palabras de Von der Leyen: “Estamos enfocados en la justicia y el respeto mutuo. Esto es una ganancia para ambos lados”.
¿Un acuerdo histórico o un proyecto en peligro?
Aunque el anuncio representa un hito para las relaciones entre Europa y Sudamérica, la verdadera batalla será en el proceso de ratificación. Si bien algunos lo ven como un acuerdo que marcará un antes y un después, otros advierten que podría quedar truncado si Francia logra formar un bloque opositor suficiente.
El futuro del acuerdo comercial UE-Mercosur no solo impactará a los países firmantes, sino también a la dinámica global del comercio internacional. El tiempo dirá si este "acuerdo histórico" cumple con las expectativas que ahora genera.