En un reciente informe resultante de un Encuentro sobre Patrimonio y Planificación, el Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires, Distrito IX (CAPBA 9) planteó que “los desarrollos inmobiliarios deben ser proyectos que contribuyan al crecimiento urbano en beneficio de toda la sociedad, respetando las normas vigentes y las preexistencias que conforman la identidad de Mar del Plata, tales como el paisaje costero y serrano, el tejido urbano, la morfología y el carácter de los barrios, como así también el patrimonio arquitectónico y el patrimonio natural. Asimismo, estos proyectos deben fomentar actividades productivas como el turismo urbano durante todo el año, el turismo de sol y playa, el turismo rural y serrano, el desarrollo pesquero, y la producción frutihortícola, entre otras actividades propias de la región”.
En este sentido,consideraron que “la inversión privada es indispensable, pero no deben ser los requerimientos del mercado los que decidan la planificación de la ciudad, debe surgir a partir de un proceso participativo amplio. Al mismo tiempo hay que terminar con esta manera de hacer ciudad a partir de la excepción sin respetar las normas, sin planificar el territorio”.
Por otro lado, el Colegio advirtió que “no podemos ignorar el grave problema habitacional que enfrentamos hoy en día. Aunque se siguen construyendo viviendas nuevas, y a pesar de la cantidad de casas desocupadas, la mayoría de la población no tiene acceso a viviendas asequibles, ya sea para compra o alquiler. Esto provoca una expansión habitacional hacia los bordes de la ciudad, donde las condiciones de vida son muy desfavorables debido a la falta de servicios, equipamientos e infraestructuras. Esta situación se observa tanto en barrios populares como en la creación de nuevos barrios cerrados. Al mismo tiempo, en otras zonas de la ciudad, se desarrollan áreas con altísimos estándares de calidad habitacional y servicios, destinadas a sectores de altos ingresos. Esta realidad profundiza las desigualdades habitacionales y fomenta la producción de una ciudad dual y ambientalmente insostenible”.
Sostuvieron que “este problema debe ser abordado conjuntamente por todos los actores que producimos la ciudad: las vecinas y vecinos, el gobierno local, la inversión privada, las instituciones implicadas, las organizaciones sociales”.
Para resolver o mitigar esta problemática, la entidad sugirió las siguientes estrategias:
• “Ocupando vacíos urbanos, rehabilitando edificios privados o bienes del estado, abandonados, desocupados o subutilizados revitalizando áreas de la ciudad hoy degradadas o que representan un pasivo ambiental
• “Modificando indicadores urbanísticos (densidades y alturas permitidas). Sin que se degraden o pierdan sectores de la ciudad con valor paisajístico y calidad ambiental.
• “Contar con programas de incentivos y/o sanciones para la vivienda ociosa y predio vacante.
• “Reglamentar el instrumento que regule las compensaciones urbanísticas, definir la manera de calcularlas, los criterios utilizados y los destinos que tendrán dichas compensaciones. Creemos que deben dirigirse a las zonas vulneradas para que ahí lleguen las redes y servicios y también, a proyectos destinados a la rehabilitación de edificios sub-ocupados o abandonados para ser destinados a vivienda para bajos ingresos, para estudiantes, jubilados, familias mono-parentales, como pueden ser los pequeños hoteles que permanecen cerrados la mayor parte del año.
• “Aplicar las herramientas que prevé la ley 14449, de acceso justo al hábitat, como por ejemplo conformación de consorcios urbanísticos entre el estado y el privado,
• “Y en este marco de la ley 14449, es necesario que el Concejo Deliberante trate el Proyecto de Ordenanza para la creación del Consejo Local de Hábitat que, junto a otras instituciones, presentamos en junio de este año”.