Los integrantes del bloque Pro en la Cámara de Diputados evitan hacer comentarios sobre la situación judicial del jefe de su espacio, Cristian Ritondo, que fue denunciado penalmente por los supuestos delitos de enriquecimiento ilícito, encubrimiento, abuso de autoridad y violación de los deberes de funcionario público. Cruzados por internas, especulaciones y diferencias respecto de cómo posicionarse frente al oficialismo, los diputados macristas aprovecharán el receso parlamentario a su favor, dejarán que el tiempo atenúe la polémica y eludirán pronunciarse sobre el tema: temen que cualquier comentario encienda la chispa que detone la bancada de 37 miembros.
“No hablamos de eso”, repitieron todos los consultados por LA NACION sobre la denuncia a Ritondo. El miércoles por la tarde estaba pautada una reunión de bloque donde se esperaba que surgiera algún comentario al respecto. No obstante, la cita fue cancelada tras la confirmación del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, de que el Gobierno no convocará a extraordinarias en diciembre. Consultada anoche María Eugenia Vidal sobre si le habían preguntado a Ritondo por el tema o si él había dado alguna explicación, dijo en LN+: “Por ahora hablé con él pero chateamos, no hubo reunión de bloque porque no hubo extraordinarias”.
“Claramente se trata de una operación en mi contra, y la información publicada es inexacta”, indicó Ritondo a LA NACION, a la vez que se negó a responder más preguntas. “Haré las aclaraciones correspondientes, dónde y cuándo corresponda”, resumió. Otros integrantes de su tropa en Diputados replicaron la hipótesis de que se trata de “una operación” para dañar la imagen del jefe de la bancada macrista. “Es normal por el lugar que ocupa Cristian”, sumaron.
Los bloques Pro en el Congreso terminaron el período ordinario erosionados por los tironeos internos sobre cómo posicionarse frente al Gobierno. La disputa no saldada entre Mauricio Macri y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se derrama hacia sus referentes legislativos, que se dividen entre aquellos que apuestan por una simbiosis con los libertarios y los que siguen las órdenes del expresidente según los vaivenes de su vínculo con Javier Milei.
Los faltazos durante las dos sesiones fallidas en las que el macrismo intentó imprimirle la media sanción al proyecto de “ficha limpia” dan cuenta de los roces internos. Los santafecinos José Núñez y Gabriel Chumpitaz son cercanos a Bullrich y, sin aviso previo, decidieron no aparecer por el recinto. En esa misma sesión, La Libertad Avanza (LLA) ausentó a ocho integrantes y sepultó el objetivo de un sector de Pro de avanzar con la propuesta de impedir que condenados por corrupción puedan ser candidatos. Hubo pases de factura y acusaciones públicas de un pacto entre el Gobierno y el kirchnerismo para salvar la candidatura de Cristina Kirchner, funcional a la idea del Gobierno de polarizar en los próximos comicios con la exvicepresidenta.
La actuación de Ritondo fue analizada con lupa. ¿El jefe del bloque avaló las ausencias de parte de su tropa como un guiño hacia los libertarios? Son preguntas que se hacen en el anillo que rodea al expresidente. En el oficialismo alimentan estas especulaciones y lamentan la denuncia que pesa sobre el líder del Pro en Diputados. “Nos mata porque jugó muy bien con nosotros”, deslizan cerca del presidente de la Cámara baja, Martín Menem. Los bullrichistas aprovechan para meter la cuchara y repiten que “Macri cada vez controla menos diputados”.
Por eso, algunos interpretan la denuncia contra Ritondo como un acto de fuego amigo, destinado a desplazarlo de la jefatura del bloque. Miran al denunciante, Jeremías Rodríguez, un excolaborador de Juntos por el Cambio y confeso votante macrista en redes sociales. Rodríguez basó su presentación judicial a partir de una investigación periodística publicada en ElDirarioAr.
Uno de los pocos que se animó a cuestionar a Ritondo fue el legislador amarillo, Luis Juez, quien oficia de jefe de bloque en el Senado. “La semana pasada nos irritábamos porque no conseguíamos el quórum por ficha limpia, ¿y ahora qué vamos a hacer? ¿no vamos a decir nada?“, sostuvo sobre la denuncia al diputado. El cordobés admitió, además, que la investigación a Ritondo fue un tema de conversación entre los senadores macristas. “En la vida no hay doble postura. O lo sentís o no lo sentís. No tiene que ver con debates ideológicos“, agregó en declaraciones radiales. Sus palabras no cayeron bien dentro de Pro, donde primó el silencio.
Ese mismo día, durante la sesión en la Cámara alta, Juez desoyó las indicaciones de la mesa ejecutiva del partido, manejada por Macri, que impulsó la suspensión -no la expulsión- del peronista Edgardo Kueider, detenido en Paraguay con dinero sin declarar. Lo hizo junto a los senadores Guadalupe Tagliaferri y María Victoria Huala, quienes votaron por su corrimiento. Sus colegas de bancada Martín Goerling, Andrea Cristina, Alfredo de Angeli y Carmen Álvarez Rivero lo hicieron por la suspensión. A nadie se le pasó por alto esta carencia total de sintonía.
Al otro día, el viernes a la mañana, Macri reapareció para encabezar una cumbre del consejo nacional partidario y cerrar el acto de la Fundación Pensar, el think tank de su fuerza, en el Hotel Abasto. Volvió al centro de la escena debilitado por los últimos acontecimientos y en medio de un pico de tensión con el oficialismo. Allí habló del “destrato permanente del Gobierno hacia el Pro y sus aportes”.
En la antesala de un año electoral que promete más roces, el macrismo en Diputados optó por la cautela. Blindó a su jefe de bloque y esperará que la Justicia actúe. Nadie quiere dar un paso en falso.