En un contexto de fuertes recortes presupuestarios a organismos de derechos humanos, Mirtha Legrand generó revuelo al visitar el Faro de la Memoria, antiguo centro de detención de la dictadura argentina. El espacio, ubicado en lo que fue la Escuela de Suboficiales de Infantería de Marina, enfrenta un desmantelamiento progresivo bajo el gobierno de Javier Milei: solo dos trabajadores mantienen actividades educativas, frente a los cinco que operaban antes de los ajustes.
La presencia de Legrand, figura histórica de la televisión argentina, reabrió debates sobre su rol durante el régimen militar. Aunque siempre negó vínculos con la dictadura, en 2010 reveló que su sobrina fue secuestrada en 1977 y que logró liberarla mediante gestiones con el entonces ministro del Interior, Albano Harguindeguy. Su visita coincidió con el anuncio de Abuelas de Plaza de Mayo sobre la restitución de la nieta 139, hija de una desaparecida marplatense.
Mientras redes sociales debaten el gesto, organizaciones internacionales alertan sobre el desmantelamiento de políticas de memoria bajo el gobierno de Milei.