Sin propiedades, vehículos, inversiones ni cuentas bancarias, el Papa Francisco vivió sus últimos días con la misma austeridad que cultivó durante todo su pontificado.
De acuerdo con el portal especializado Celebrity Net Worth, al momento de su muerte, el Papa Francisco contaba con un patrimonio neto de apenas u$s100 y no percibía salario. En el documental “Amén: Francisco Responde”, el propio papa fue tajante al respecto: “A mí no me pagan nada. Cuando necesito plata para comprarme zapatos o así, la pido. Yo no tengo sueldo”.
Durante su papado, eligió no habitar el tradicional Palacio Apostolico y prefirió vivir en la Casa de Santa Marta, una residencia más modesta dentro del Vaticano, donde compartía espacios comunes con otros sacerdotes. Además, rechazó el uso de vehículos lujosos y adoptó sencillos para su traslado - por ejemplo, su Renault 4-.
Los escasos ahorros personales de Francisco no deberían sorprender a nadie considerando la vida de austeridad que predicó, cultivó y mantuvo durante sus 12 años de pontificado: conservó, entre otros detalles, su cruz de hierro como pectoral, la misma que usaba desde 1998, al ser nombrado obispo.
Los cardenales del Vaticano pueden llegar a cobrar mensualmente entre u$s4.700 y u$s5.900 y aunque tenía derecho a un sueldo anual de 340 mil euros (más de cuatro millones por sus 12 años en el cargo) como jefe del Vaticano, Bergoglio nunca lo aceptó.
