En diálogo con el programa Propuesta Joven por la FM 90.5, Gustavo Montañez, director del Centro de Formación Profesional Nº 408 de la Unidad Carcelaria de Batán, sostuvo que “la formación laboral y el acceso al trabajo reduce el nivel de reincidencia. De hecho, nuestra experiencia nos indica que las personas privadas de la libertad, sobre todo en el caso de las mujeres se nota mucho que una vez que pasaron por nuestros cursos de formación laboral y recuperan la libertad, empiezan con un emprendimiento, ya sea una rotisería, un taller de costura o lo que sea, y no vuelven a reincidir”.

Explicó que “el acuerdo marco entre los Ministerios de Justicia, Trabajo y Educación ya tiene más de 20 años de creación y seguimos los parámetros que nos indica el Ministerio de Trabajo, hay un catálogo donde están todos los cursos y lo que hacemos es planificar año contra año, atendiendo lo que se llama el contexto socio-productivo local, y en función de eso se equipan entornos formativos que tienen que ver básicamente con el mundo del trabajo: la gastronomía, la metalmecánica, madera y mueble, informática y actividades agropecuarias, básicamente es eso lo que tenemos en el complejo de Batán”.

Señaló, además, que “a nivel nacional la población carcelaria supera las 100.000 personas y, lamentablemente, en la provincia de Buenos Aires está casi la mitad de esa población, 52.000 personas; y el Complejo Penitenciario de la Zona Oeste vulgarmente conocido como Batán, tiene la Unidad Nº 15, donde está la sede de nuestra escuela, la unidad Nº 50 de mujeres, la Alcaldía Nº 44 y la Unidad Nº 6 de Dolores, aproximadamente 3.000 personas están privadas de la libertad en esas cuatro unidades, y nosotros trabajamos con la 15, la 50 y la Alcaldía, donde hay casi 2400 personas privadas de la libertad”.

Precisó que “dentro del sistema funciona una escuela primaria para adultos porque lamentablemente la población que termina siendo alojada en las cárceles ha sido vulnerada y es pobre de toda pobreza, o sea hay gente que es analfabeta y termina privada de la libertad, también hay un secundario de adultos y luego la tarea nuestra que es la formación laboral. En nuestro caso, de esas 2.400 personas incluimos en marzo 640 en la matrícula inicial y otras 250 se van a sumar en la segunda parte del año, o sea casi 900 personas a lo largo de este año van a pasar por lo que se llama trayecto de formación o capacitaciones laborales”.

“La acreditación es oficial de la Dirección General de Escuelas – prosiguió -, son trayectos de formación y lo que intentamos es que esa formación inicial después se vea complementada por un nivel 2 y un nivel 3, o sea gente que, por ejemplo, está en metalmecánica que aprenda soldadura básica pero que aprenda más cosas lo mismo en madera y mueble y gastronomía, que sea una formación integral de dos o tres años. Eso se traduce, por un lado, en un estímulo educativo y en un descuento de la pena. Por otro lado, aspiramos a que la persona alcance la libertad en algún momento y se incorpore al mundo del trabajo. Lamentablemente, el estigma que pesa sobre esas personas es muy fuerte, entonces nosotros fomentamos mucho el autoempleo o que se asocien en actividades para emprender que tienen que ver con cooperativismo y dictamos cursos en esa dirección”.

Añadió que “hay otra pata que se trabaja dentro y fuera a la par nuestra que es el Patronato de Liberados que asiste a estas personas y los monitorea durante los próximos dos años al egreso”.

Comentó, también, que “no solo hacemos trabajo dentro de los muros, fuera de los muros hacemos un trabajo de extensión, que es la primera vez que lo hacemos y un trabajo socio-comunitario. El año pasado, hicimos una intervención en la Sociedad de Fomento del barrio Belgrano, con un curso de soldadura, en el que participaron muchas mujeres, también hicimos un curso en Casa La Libertad, que lo gestiona la hermana Helena de la Pastoral Carcelaria con el Patronato de Liberados, y otro curso en una escuela recuperada en estación Chapadmalal y este año lo replicamos y vamos a dar otro curso en el Paraje Los Ortiz, o sea estamos trabajando en toda la zona de adyacencia del penal”.

Hizo hincapié en que “queremos hacer una devolución a la sociedad en prácticas socio-comunitarias con los internos del penal, como la reparación de mobiliario de escuelas, que hace dos años lo venimos haciendo a razón de 400 bancos y sillas. Lo hicimos con el Consejo Escolar de General Pueyrredon. También al HIGA le reparamos camillas y fabricamos bancos, mesas y repisas para el espacio de salud mental gracias al aporte de materiales de la Asociación de Amigos del Hospital Interzonal, que lidera el sobrino del padre Luis Baretto”.

Finalmente, refirió que “estamos, con la actual inspectora Lorena Airoldi, conformando una cooperadora, que no es tan fácil conformar dentro de un penal porque la comunidad educativa es muy acotada, no tenés alumnos y no tenés padres, entonces lo conformamos con los docentes. Así que el 8 de julio va a estar conformada definitivamente la cooperadora y, a partir de ahí, se va a poder empezar a firmar convenios, siempre con el visto bueno del Servicio Penitenciario que es nuestro conveniente, y poder trabajar hacia afuera. Todo con una única finalidad que es mejorar los entornos formativos”.