En diálogo con Cazador de Noticias, el dirigente del Partido Socialista Auténtico de Mar del Plata – Batán en Unidad Socialista, Pablo Aceto , planteó que “habíamos advertido en la nota publicada por Cazador de Noticias, el 9 de junio pasado, sobre los peligros que conlleva derogar controles y reducir o directamente anular instituciones de control, y la advertencia fue premonitoria a la vista de lo que ha sido una de las tragedias sanitarias más importantes del país, como es el caso de casi cien personas muertas por fentanilo contaminado, distribuido por los laboratorios HLB y Ramallo, que puso en evidencia la falta de controles de insumos médicos, interpelando a la motosierra porque como dijimos en esa oportunidad la regla de la valla del escritor y filósofo británico Gilbert Keith Chesterton nos plantea una premisa simple, pero fundamental: antes de eliminar una ley o una costumbre, es crucial entender las razones por las cuales fue establecida, para evitar consecuencias negativas no previstas”.
Acto seguido, afirmó que “esto es lo que ha ocurrido en el caso del fentanilo, y también en el caso de la listeria en un producto lácteo que produjo el brote de una infección alimentaria, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) ha derogado más de 300 trámites que las empresas de los sectores alimenticio, farmacéutico y de productos médicos estaban obligadas a realizar, y claramente hoy se ven sus efectos”.
Puntualizó que “no se tiene en cuenta que estos controles tienen un origen. El origen de los controles a las droguerías y empresas farmacéuticas se remonta a lo que se conoció como la tragedia de la talidomida, que se refiere al desastre farmacéutico causado por el medicamento talidomida, que se recetó entre 1957 y 1962 para tratar náuseas matutinas en mujeres embarazadas. Se descubrió que el fármaco causaba graves malformaciones congénitas en los bebés, incluyendo dismelia (extremidades atrofiadas o ausentes). La falta de pruebas rigurosas antes de su comercialización llevó a miles de nacimientos con discapacidades irreversibles, lo que provocó una alarma social y cambios en las leyes de control de medicamentos en muchos países. La comercialización de la talidomida es el prototipo de error irreparable con un fármaco de consecuencias globales”.
Remarcó, además, que “llaman la atención las declaraciones del ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, culpó a la AMNAT por las muertes ocasionadas por fentanilo contaminado y dijo explícitamente que hubo connivencia del dueño de los laboratorios HLP y Ramallo, Ariel García Furfaro, con funcionarios de ese organismo nacional, lo que omitió aclarar es que el gobierno libertario es responsable de dicho organismo desde hace casi dos años y la baja de controles la decidieron ellos, de modo que ellos son los responsables de la tragedia sanitaria por deficiencias en la inspección de laboratorios”.
“Es claro que las empresas privadas si son controladas son mejores, lo vimos en el pasado con el caso de la talidomida y lo estamos comprobando en el presente en el caso del fentanilo contaminado, y estás son las razones por las que existen burocracia y controles porque sin controles las empresas privadas en su afán de optimizar ganancias derivan situaciones en las que la falta de supervisión y regulación por parte del Estado pueden llevar a consecuencias negativas, incluso mortales, para la sociedad, situaciones en las que la motosierra libertaria en el Estado lleva a no cumplir con su obligación de controlar ciertas actividades, y permite que ocurran eventos que causan daño o pérdida de vidas”, concluyó.
