El presidente Javier Milei prepara una reconfiguración del Gabinete nacional una vez finalizadas las elecciones legislativas del próximo domingo. La salida confirmada de Patricia Bullrich del Ministerio de Seguridad y de Luis Petri de Defensa abrirá el camino a una serie de modificaciones que el mandatario busca aprovechar para “oxigenar” y relanzar la gestión, en medio de las tensiones internas que atraviesa La Libertad Avanza.
En el Palacio San Martín, la continuidad del canciller Gerardo Werthein estaría en duda tras los conflictos con Santiago Caputo por las gestiones internacionales. Su eventual reemplazante sería el actual secretario de Culto, Nahuel Sotelo. En caso de confirmarse ese movimiento, la abogada Úrsula Basset, desplazada por Werthein en septiembre, regresaría a la Cancillería en un cargo de relevancia.
Por otra parte, se prevé la salida de Mariano Cúneo Libarona del Ministerio de Justicia, quien, según su entorno, se dedicaría a su familia y a su salud tras los comicios. Entre los logros de su gestión se menciona la implementación del Código Penal en 14 provincias. En su lugar, se proyecta una reestructuración que unificaría las carteras de Seguridad y de Justicia bajo el mando del intendente de General Pueyrredon Guillermo Montenegro.
Patricia Bullrich dejará el Ministerio de Seguridad el 10 de diciembre para asumir su banca en el Senado. En el nuevo esquema , Sebastián Amerio seguiría como secretario de Justicia y Alejandra Monteoliva asumiría como secretaría de Seguridad. Ambos son referentes cercanos a Santiago Caputo, figura que consolidaría su influencia en el Ejecutivo.
En cuanto a la Jefatura de Gabinete, persisten dudas sobre la continuidad de Guillermo Francos. El presidente Javier Milei confirmó que su principal asesor dejará de ser monotributista del Estado para ocupar un cargo formal, pero no precisó cuál. Fuentes oficiales señalan que podría mantenerse al frente del área o asumir otra función central dentro del gabinete.
En Defensa, el sucesor de Luis Petri sería un dirigente cercano al gobernador mendocino Alfredo Cornejo, uno de los aliados provinciales más firmes del oficialismo.
El alcance de los cambios dependerá del resultado electoral del domingo. Una derrota nacional podría acelerar los reemplazos, mientras que un resultado favorable permitiría una transición más gradual. En el entorno presidencial reconocen que las internas y la falta de coordinación entre las distintas líneas del oficialismo complican la gestión y exigen una reorganización del gobierno.
