Por Pablo Aceto
Integrante del Foro del Transporte del Pdo. De Gral. Pueyrredon
En una Argentina conmovida por la violencia, los hechos puntuales parecen perder importancia con el paso de algunas horas, y es lo preocupante, porque se naturaliza, se desarrolla y vuelve a tener protagonismo cuando la situación pasa a ser inmanejable.
En diciembre pasado, reporteros sin frontera presenta su informe anual de periodistas víctimas de la violencia en el mundo, pero lo que llama la atención es el informe de Latino América, América Latina registró un total de 14 asesinatos: diez en México, dos en Honduras, uno en Colombia y otro en Haití, además el informe destaca que hay otros 10 casos en investigación que podrían modificar esta estadística.
Lo impactante de estos números es que México, un país en paz, tiene un número de victimas similares a la de Siria que hace décadas vive en conflictos armados. Analizar a México lleva por caminos muy diferentes
a los tradicionales, donde la actividad periodística sufre las políticas que alguna dictadura al frente de algún Estado, ataca a periodistas para poner freno a la información y la libre expresión o el caso de los corresponsales de guerra que pueden caer como víctimas del propio contexto.
Lo diferente en México es que los orígenes de los asesinatos son de origen privado, las mafias aparecen como las principales enemigas de la libre expresión y lo que es aún más notable es que algunos sectores del Estado aparecen como auxiliares de estas mafias proporcionando impunidad, el informe de Reporteros Sin Fronteras es categórico al respecto; “el país (México) también se distingue por su tasa de impunidad de crímenes cometidos contra periodistas, que supera el 90%”.
Claramente la relación entre los “negocios” mafiosos y sectores que controlan al Estado, es lo que se destaca, y nos deja una pregunta ¿Cuántos candidatos a cargos políticos están relacionados con intereses cartelizados?, ¿nos damos cuenta en que momento esto comienza?, ¿sabemos cómo termina?
México exhibe una problemática en la que tendríamos que vernos todos, ya que cosas pasan en nuestra ciudad que muestra que las prácticas mafiosas están logrando un desarrollo gracias al amparo político y que no encuentra en lo judicial respuestas concretas, la balacera en la casa familiar del periodista Carlos Walker parece agregarse a otros hechos, como los atentados a la Empresa de Transporte, el robo de la pistola del subsecretario de Seguridad del municipio, por citar los últimos. Es claro que todos deberemos tener una mirada más aguda entre las relaciones de la política con sectores económicos cartelizados, ya que el ejemplo que nos muestra México, es que detrás del ataque a la prensa está la intención de anular a todos aquellos que no pueden ser comprados.
Aclaración: La opinión vertida en este espacio no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General.