Por Jorge Núñez
Poeta y periodista. Ex Coordinador del Consejo Municipal de Cultura de Gral. Pueyrredon
A los gobiernos locales los tapó el agua, no solo en sentido literal por las intensas precipitaciones y falta de infraestructura urbana para estas emergencias, sino también ante la demanda de las comunidades que reclaman soluciones en un marco de previsibilidad y políticas a largo plazo.
En ese contexto las ciudades cobran protagonismo y los municipios tienen la responsabilidad de atender en forma directa las necesidades de trabajo, salud, vivienda, educación, cultura, servicios públicos, cuidado del medio ambiente, etc. La consigna del momento podría ser “actuar ya mismo y pensando en mañana”.
Hace 10 años Mar del Plata contaba con diversas iniciativas destinadas a proyectar su futuro: el Plan Estratégico de la ciudad como un espacio de concertación entre instituciones de gobierno, el sector privado y la sociedad civil. Integrado por una Comisión Mixta -instituciones locales, Concejo Deliberante y Departamento Ejecutivo Municipal - la Agencia de Desarrollo Local y un grupo de profesionales que conformaron el Equipo Técnico; el Plan Maestro de Transporte y Tránsito, en el cual trabajaban FLACSO, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales / FADU, Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, UBA. Equipo técnico de apoyo local, Municipalidad/ Universidad Nacional de Mar del Plata, Cooperación del IPPUC (Instituto de Pesquisa y Planificación Urbana de Curitiba, Brasil), y cuyo objetivo era definir los cambios en los siguientes 10 años para mejorar el tránsito, estacionamiento, transporte, movilidad, señalización y seguridad vial; y la Iniciativa Ciudades Emergentes y Sostenibles, Plataforma diseñada por el BID que hace foco en la sostenibilidad ambiental, urbana y fiscal, y en la gobernanza y gobernabilidad.
Todos estos planes abarcan a vastos sectores de la actividad local y toman indicadores precisos (sobre empleo, transporte, seguridad ciudadana, conectividad, agua, turismo, vivienda, salud, gestión del gasto, etc.), sin embargo, han quedado en su mayoría postergados, diluidos o cajoneados en detrimento de marplatenses, batanenses y cientos de miles que nos visitan en vacaciones de verano, invierno y fines de semana largos.
Si el actual intendente Guillermo Montenegro piensa sostener con políticas su ambicioso discurso de “Región Mar del Plata”, podría tener en cuenta lo ya enunciado hace una década por Rubén Pesci, Director del Plan Estratégico de la ciudad MdP 2013-2030: “Este es el origen y finalidad de todo Plan Estratégico: crear una mirada y una visión identitaria que nos permita abordar la realidad de una región en toda su complejidad y trazar las líneas maestras que impactarán con potencia en las generaciones actuales y en las próximas”. Y también este concepto del entonces alcalde Gustavo Pulti: “Hacer planeamiento estratégico en un lugar como General Pueyrredon, debe ser sinónimo de elaboración colectiva. No es una tarea que pueda ser requerida, ni confiada, a un pequeño grupo de personas”.
La “diosa” coyuntura, el amarretismo partidario, la chicana twittera o la imprevisión crónica no deberían ser causal de fracaso recurrente. En una época donde la palabra “cambio” es un sello distintivo, sería bueno abandonar la procastinación (otra de moda) y que la acción política hable por sí misma.
“Mi mayor expectativa en el Concejo Deliberante es contribuir a la discusión y el debate de la planificación estratégica de la ciudad”, dice Eva Ayala, Socióloga, concejala de Acción Marplatense, y agrega “recuperando los trabajos del Plan Maestro de Transporte y Tránsito; el Plan Estratégico; y el Plan de Acción del BID para pensar qué ciudad queremos para el presente y el futuro. Como eje de nuestros proyectos pensamos en el desarrollo infantil, en la protección de las personas mayores, la promoción del acceso a la salud, la educación, la calidad del transporte, el medio ambiente y la seguridad”. Una declaración de buenas intenciones que deberá converger en un espacio virtuoso de la democracia participativa.
Pero además es importante advertir que “Hoy el mundo no se halla exclusivamente ante desafíos de naturaleza económica, social o medioambiental. La creatividad, el conocimiento, la diversidad, la belleza son presupuestos imprescindibles para el diálogo por la paz y el progreso, pues están intrínsecamente relacionados con el desarrollo humano y la libertad” (División de las Políticas Culturales y del Diálogo Intercultural de UNESCO).
Aclaración: La opinión vertida en este espacio no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General.