Por Carolina Inés García Curilaf
Dra en Epistemología e Historia de la Ciencia, licenciada y profesora de Filosofía
Que todo se armonice.
Como decían los griegos el cosmos está compuesto de principios que hay que develar, que hay que buscar comprender.
De eso trata la filosofía y su extensión histórica la ciencia, de encontrar ese orden, traducido en leyes, principios. La teoría del caos, en sentido no griego, esto del relativismo, lo que tiene de dialéctica y de propiedad emergente, de los sistemas complejos de Ronaldo García, es que van generando la nada.
La filosofía realizó un giro en occidente ya que inaugura la creencia justificada, basada en pruebas y fundamentos, en la capacidad de confiar en nuestras propias capacidades siempre perfectibles y mejorables. Vale el intento de apostar por la posibilidad del conocimiento. En este sentido bajo un optimismo epistémico, la revolución que ocasionó la filosofía en el mundo occidental moldeó a la cultura europea hasta el presente.
Los seres humanos al poseer una capacidad evolutiva social, producto de su supervivencia y de poder trabajar en comunidad de forma cooperativa, necesitan al igual que el cosmos, un orden, principios ordenatorios, consensuables y modificables. Si surgen problemas se deben solucionar de forma colectiva, al menos mostrar algún tipo de acuerdo, a fin de poder garantizar los DDHH de toda la diversidad de personas que existen en el mundo. Esto implica principios éticos que como pensaban los griegos los tenemos que llevar a la práctica, conduciendo nuestras vidas comunes desde la libertad que implica responsabilidad. Porque somos seres morales y es cierto que la sabiduría implica principios éticos. Una persona sabia actúa bajo un orden moral que debe conducir al desarrollo pleno de las capacidades humanas en la vida social.
En el caso de la sociedad moderna, capitalista, y con la presencia de un estado, representado en leyes, en una constitución nacional y en diversos tratados. Como señala Marx, este es el encargado de regular las ganancias del capital bajo el libre mercado. Porque Marx sabía bien porque se cuestiona al estado, ya que es funcional a los que se quedaron con todo o casi todo.
Es por esto, que sería bueno comenzar a habitar de otras formas el planeta. En comunidades más pequeñas y organizadas que respeten nuestra naturaleza humana, la que nos hizo evolucionar. Esto tiene que ver con las características gregarias, pero menos numerosas que las actuales. Por supuesto nada es ideal al estilo platónico, pero si es mejorable, si es ese nuestro objetivo común.
El malestar de la cultura del que investigaba Freud está vinculado con la desorganización que nos lleva al no ser. La filosofía y la ciencia deben dialogar y estudiar estos temas ya que tienen urgencia social y pueden aportar conocimientos precisos que nos ayuden a tener la mejor organización social posible, para así vivir bien y ser felices.
En definitiva, tenemos que pensar cómo organizarnos como comunidad, pero esta vez como hicieron nuestros ancestros para nuestra supervivencia en el planeta tierra.
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