Por Carolina Inés García Curilaf
Dra en Epistemología e Historia de la Ciencia, licenciada y profesora de Filosofía
Si unx no se toma tiempo, una pausa, no es libre, ni tampoco piensa, sólo actúa, se deja llevar por su entorno socio-natural. Esto hace que no se puedan desarrollar el pensamiento crítico y por ende soluciones a los problemas para lograr un buen vivir. El ser humano es social por naturaleza, necesita de otrxs para sobrevivir, en completo aislamiento lo más probable es que perezca. Sin embargo, el análisis no debe detenerse en el nivel ontológico social, sino que debe contemplar los demás niveles de la realidad, para percatarse de que su comunidad traspasa las fronteras propias, se adentra y pertenece al cosmos.
En este sentido, si se piensa en las formas del hacer política tradicional (que es la única que se propone), esto de las manifestaciones y de las pancartas como único método. Si bien es valioso y ha dado sus frutos en el pasado, debe revisarse. En primer lugar, porque impide el hacer, esto de organizarse también proponiendo otras formas de vida alternativas, que nadan tienen que ver con la vida en la ciudad. En segundo lugar, porque se pueden seguir realizando, pero bajo comunas que no pierdan su autonomía ante los distintos vaivenes políticos, que al ser demasiado bruscos terminan desestabilizando a las grandes ciudades, repercutiendo en la vida de cada unx de lxs ciudadanxs. En tercer lugar, porque terminan siendo superficiales, tal como lo quiere el sistema capitalista, no se cuestionan las bases, es decir la forma de vida, posmoderno, posverdad, la nada nadea, etc.
Además, seamos sensatos están dando cade vez menos resultado y el giro es profundo o no lo es. En cuarto lugar, porque no debe estar prohibido pensar. En quinto lugar, porque la alienación que se padece es por falta de autonomía.
El título hace alusión a la vuelta al campo, que es de donde lxs humanxs somos, donde tenemos los recursos que necesitamos para vivir (crecer y reproducirse) como cualquier otra especie. No se sabe si el giro implica pragmatismo, pero al ser el mundo material y depender de la ingesta de materia y energía, traducido en la necesidad de alimentarse. Esto lleva, al trabajo para la obtención de estos elementos, a la organización social y a tratar de entender que formamos parte de un entramado, que no se ha logrado explicar en términos científicos y hasta no se sabe si algún día se logrará.
La vida en el campo es práctica, es en el hacer donde podemos obtener los recursos. La vuelta al campo, con la repoblación de los pueblos que se encuentran abandonados, es una solución a la falta de recurso que padecen millones de personas en Argentina y en todas partes del mundo. También, propicia la igualdad, por ende, la horizontalidad política, favoreciendo el desarrollo pleno del ser humanx. La unidad, etcétera, todos los principios éticos que hacen a la virtud y a la buena vida. Sería propicio determinar científicamente cuáles son los números poblacionales ideales de crecimiento de una ciudad. Por los hechos se puede sostener que muchas ciudades en argentina ya están por encima de su número poblacional adecuado, ya que hay un gran porcentaje de la población que no dispone de los recursos naturales necesarios para vivir.
Toda esta crítica, supone revisar también las formas de militar, la cual en muchos casos consiste en cómo puedo obtener un cargo público en el estado. Es decir, termina “haciéndose política” con un fin egoísta e individualista, de forma capitalista. Cuando un político hace sólo para el bien de su pueblo. Las formas de hacer política están digitadas por y para el capitalismo, están en sus reglas y ya no funcionan.
El giro en el hacer implica transformar las formas de vida capitalistas, dependientes, basadas en el despojo violento, genocida y patriarcal de cuerpos, mentes y territorios, y que poco a poco nos convierte en esclavos. En pensar en una sociedad que permita la autonomía de poder contar con los recursos naturales suficientes para poder crecer y desarrollarse. Esto se presenta escaso en las ciudades, donde reina la teoría del derrame.
La vida en los pueblos tiene que convertirse en una idea que surja y se practique desde las bases para convertirse en una política de estado que brinde las posibilidades para su incentivo, como la conectividad ferroviaria, el turismo o la práctica de la agricultura ancestral, entre otros.
La propuesta de nuevas ideas y su práctica nos permite salir de la crisis actual. De otra manera, la política y por consiguiente la sociedad continuará agravando los problemas actuales sin brindar ningún tipo de solución.
Aclaración: La opinión vertida en este espacio no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General.